Son jóvenes, tienen mucho por delante y un mundo en el aire, aquejado por un cambio climático que cada día que pasa sin tomar medidas lo hace como una losa sobre su futuro. Por eso, y bajo la bandera de Juventud por el Clima, hoy salen a la calle en una convocatoria mundial que acogerán cerca 105 países y que en España encuentra acomodo en más de cuarenta ciudades. En Aragón, Zaragoza y Huesca se han unido con sendas concentraciones, en la que su población joven mostrará su preocupación y su compromiso con un planeta que quieren disfrutar en los años venideros.

Todo comenzó en verano y en Suecia, cuando la joven de, entonces, 15 años Greta Thunberg comenzó a protestar todos los viernes, saltándose la clase, frente al Parlamento nacional. Su reivindicación, que su país cumpla con los Acuerdos de París del 2015, en los que la nación escandinava y otros 194 Estados se comprometieron a evitar que las temperaturas medias mundiales aumenten más de dos grados mediante la reducción de las emisiones contaminantes, entre otras medidas. Sin embargo, no hay sanciones si no se cumple y cada país puede marcarse sus propios objetivos, con negacionistas como Trump gobernando actualmente en Estados Unidos.

Su lucha pronto se propagó por el norte de Europa, se reprodujo en más países del continente, con grandes marchas en, por ejemplo, Bélgica, y en enero llegó a España. El contagio entró por Gerona, cuando Lucas, Ander y Roger, tres estudiantes de Biología y Ciencias Ambientales comenzaron el viernes 18 sus protestas frente a delegación de la Generalitat. Algo menos de tres meses después, en un 15-M medioambiental sin precedentes, ya serán miles los que lo hagan en distintos puntos del país. En la capital aragonesa, concretamente, los jóvenes se concentrarán en la plaza de España a las 19.00 horas, mientras que en Huesca lo harán en la plaza Zaragoza a las 12 del mediodía.

«Si nos dejan sin planeta nos dejan sin futuro, hay que tratar la situación como la crisis que supone» apuntan desde el grupo en Zaragoza. La estudiante María Pardillos forma parte del mismo y explica que, aunque haya personas de varios colectivos, un acuerdo al que llegaron es que cada miembro participa de manera individual, apartidista. «Hemos pasado de ser cuatro personas hace dos semanas a ser 25 y sigue creciendo ahora mismo», recalca. Según relata, la idea pasa por continuar las reuniones en público los viernes y llevar a cabo acciones «como charlas, asambleas o huelgas». Precisamente, sobre esta última relata que, dada la rapidez del fenómeno, han carecido de tiempo para convocarla formalmente en la ciudad. «Nos ha pillado a todos en España con un poco de sorpresa», señala.

Pero no será la única acción que se llevará a cabo en la comunidad; por ejemplo, algunos centros educativos del territorio se han adherido a la propuesta y organizan diferentes acciones de concienciación. Uno de ellos es el Ramón y Cajal, de Huesca, que espera llevar a unos doscientos alumnos a la plaza Cervantes durante el recreo. Sus estudiantes de 1º de ESO también está realizando un jardín vertical con palés en el patio para mejorar un entorno con «pocos árboles y mucho cemento», como explica la docente del centro Lola Jiménez.

«Hemos entrado en un tiempo oscuro, donde a nivel mundial, no solo en España, surgen corrientes, circunstancias que, cuando miras atrás en la Historia, fueron la antesala de las guerras mundiales», afirma el activista medioambiental y profesor universitario Pedro Arrojo, quien matiza que no tiene por qué desembocar ahora en un conflicto bélico global, pero que en este contexto de crisis «de diferente naturaleza pero conectadas» se encuentra una «que ya se veía desde hace tiempo pero que ahora tocamos con los dedos», la de sostenibilidad.

Enfrente, observa reacciones positivas a la desorientación que vive el planeta, como el movimiento feminista o el de los jubilados. Y, por supuesto, el medioambiental: «Este tema va a calar como una bandera específicamente juvenil porque se sienten agraviados. Intuyo que los jóvenes empiezan a sentirse, no solo con el deber de cambiar eso, sino también con el derecho», afirma Arrojo, quien añade: «Los jóvenes nos tienen que sacar los colores y los políticos deben tomar medidas».

Un enfoque similar es el de la politóloga y directora de Conservaciones de la fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), Cristina Monge. La experta considera «muy interesantes» las movilizaciones de los jóvenes en todo el mundo. «Ya era hora de que los chavales salieran a defender el futuro, puesto que son sus portavoces», señala.

Para Monge, estos chicos manejan un discurso «muy claro», en el que se busca «acción política». Así, observa el actual como un buen momento, con las elecciones cerca, de manera que los políticos deberían «tomar nota».

Ya sean notas al pie o con rotulador rojo en los bordes de la página, lo cierto es que la juventud comienza a exigir su futuro y el presente debe dejar de mirar para otro lado.