¿No cree que la ciudad necesita un plan más ambicioso que la coloque en primera línea?

Sin ningún género de dudas, Zaragoza tiene que cambiar la tendencia. Y eso significa que se empiece a hablar bien de la ciudad en España. En la pandemia hemos aprovechado para cambiar esa tendencia al ser pioneros en la lucha contra el covid: somos la primera ciudad de España que desinfecta autobuses y tranvías; la primera que utiliza gel hidroalcohólico en el transporte; la primera que mide el CO2 en sus vehículos mientras el resto de ciudades han ido detrás; los segundos en hacer análisis de nuestras aguas fecales para poder detectar niveles covid; hemos hecho proyectos estratégicos como el Volveremos... Zaragoza es hoy en día noticia en positivo y no por cosas como en el pasado que prefiero no nombrar.

Estas cuestiones que está citando son obligadas ahora, pero no implican un cambio en el modelo de qué es lo que pretende más allá de la pandemia.

Está claro que hoy en día lo importante es salvar vidas, aunque las necesidades de la ciudad de antes de la pandemia siguen existiendo. Hay prioridades que cambian, claro. Por ejemplo, el campo de fútbol. Yo creo que no hay nadie que dude de que Zaragoza necesita un nuevo estadio. Y no solo por el Real Zaragoza, sino por la posible cita del Mundial del 2030 o de los Juegos Olímpicos de Invierno, en los que necesitaremos un espacio para albergar una ceremonia de inauguración o clausura que ahora mismo no lo tenemos. Necesitamos un estadio incluso como atractivo turístico. Te guste o no el fútbol, los estadios de muchas ciudades forman parte de la imagen de ciudad. En España tenemos los ejemplos de Bilbao o Madrid, con el nuevo Bernabéu.

Lo primero que nombra es La Romareda, su proyecto estrella. ¿Prevé licitarlo antes de las próximas elecciones? ¿Da tiempo?

A día de hoy los plazos son extraordinariamente justos. Creo, además, que lo importante es tener un acuerdo político antes de pensar en la licitación.

Ese acuerdo estaba cercano con el PSOE...

No tanto. Cuando la primera piedra de La Romareda se ponga encima de la mesa, puede haber políticos a los que les entre el miedo. Es mejor ponernos de acuerdo primero en la construcción y luego pensar en los plazos. Y para eso debe haber un plan económico.

Si el Zaragoza hubiera subido a Primera este año, ¿habría retomado la cuestión?

Habría ayudado seguro. Si mañana el Zaragoza sube, los problemas que va a poner la Liga para seguir utilizando La Romareda van a ser considerables. Y si soñamos y pensamos que volveremos a jugar pronto competiciones europeas, lo que nos encontramos es un problemón. El campo no cumple con la normativa. Así que podemos pensar en ir haciendo chapuzas o pensar en la reforma integral, que es lo que necesita la ciudad. Sigo apostando por el proyecto porque es importante para la imagen de la ciudad. Otra cosa es que el primer paso sea que deba tener un acuerdo político. Yo voy a intentarlo, voy a apurar para que lo haya. Si no hay un acuerdo político, todo lo que viene después se complica mucho. El ejemplo deber ser la fórmula de San Mamés, en la que todas las administraciones participaron.

¿Y el club? Porque es una empresa privada que se beneficiaría de una instalación pública que no es precisamente barata.

Sin duda, tiene que estar dentro de la operación, aunque hoy su situación económica es mala. Sigue pagando esos años en los que nos comimos lo que ahora pagamos.

Otro proyecto que está encima de la mesa es el espacio Goya de la Lonja, que ha recibido muchas críticas. ¿Se lo han replanteado?

La ciudad tiene un desafío que nadie puede dudar: poner en valor la figura de Goya. La vicealcaldesa dice que es necesario realzar esa figura. ¿Alguien lo duda? Durante décadas hemos renunciado a la que es posiblemente la figura cultural más importante en nuestra historia. Este proyecto quiere potenciarla, no solo como valor cultural sino también turístico. Nos hemos fijado en lo que ha hecho Amsterdam con Van Gogh, por ejemplo. El éxito está ahí, y la necesidad también.

¿La Lonja le parece de verdad el espacio más apropiado?

Creo sinceramente que La Lonja está infrautilizada y que la programación que ha tenido estos años anteriores es muy mejorable. El mayor reclamo turístico que tenemos como ciudad es la plaza del Pilar. Qué mejor lugar para Goya. Es una buena idea de la vicealcaldesa. Por cierto, antes de que me pregunten por eso, ya les digo que me siento especialmente satisfecho de las relaciones que hay con el partido de coalición. Y es importante que reconozcamos los aciertos que tienen nuestros socios. Y este lo es de la vicealcaldesa.

Hay una tercera pata que es la que le abre la puerta a la mayoría. ¿Está cercano el acuerdo con Vox?

Vox tiene dos concejales y es verdad que formaron parte de la investidura y nos permitieron cambiar 16 años de gobiernos de izquierdas. En otras muchas administraciones se han puesto de acuerdo para aprobar los presupuestos y estoy seguro de que Zaragoza no va a ser una excepción.

¿A pesar de sus líneas rojas que crecen en número y volumen?

Tengo una buena relación con Julio Calvo, exconcejal del PP. Lo conozco y tiene una ventaja muy diferencial respecto a otros: él conoce perfectamente cómo funciona el Ayuntamiento de Zaragoza.

Pero Vox dice cosas que ni siquiera deberían encajar muy bien en usted y el PP.

Es evidente. Hay muchas cosas que no comparto con ellos. Y este año se visualiza aún más en algunos temas como las políticas de igualdad, donde no estoy dispuesto a dar ni un paso atrás. Hay que seguir mejorando la igualdad y el reconocimiento de derechos LGTBI y no voy a dejar de hacerlo. Tampoco nos vamos a poner de acuerdo en el papel de Europa, y menos en un año tan importante. Si la vacuna es hoy una realidad es gracias a Europa y son sus fondos los que van a transformar nuestra sociedad, fundamentalmente desde la sostenibilidad medioambiental y de la digitalización.

Se le ha visto desahogado gobernando desde que llegó hace 20 meses. ¿Es porque tiene una oposición muy cómoda?

La oposición tiene un líder que no beneficia a la ciudad. No puede ser que el radicalismo marque la oposición y que su líder sea Cubero. El reto de la oposición es plantear un proyecto moderado y de futuro. No puede ser que el sector más radical y extremista, que el líder del partido comunista, sea quien marque el discurso de la oposición.

¿Quiere eso decir que el PSOE, el partido con más concejales no es oposición?

Yo lo que creo es que el líder de la oposición es el secretario general del partido comunista. Alberto Cubero es el más extremista de los concejales de izquierda. Va por un camino equivocado y en ese camino está arrastrando al resto de formaciones políticas de la izquierda. H