Pino González, coordinadora de un programa sanitario de Médicos del Mundo en Sierra Leona, uno de los países más afectados por la expansión del virus del Ébola, trabaja en primera línea para frenar la enfermedad. "La gente del país está con miedo", subrayó ayer desde el distrito de Koinadugu, donde se encarga de prestar asesoramiento técnico en materia de asistencia médica. "Hay que tener en cuenta que, hasta ahora, era una enfermedad desconocida en esta parte de África", añadió.

Ahora su trabajo se centra, sobre todo, en concienciar a la población de la necesidad de adoptar medidas de precaución para evitar el contagio. "Se han adoptado medidas como la obligatoriedad de lavarse las manos y desinfectar los zapatos al entrar y salir de los sitios", explicó.

En su opinión, en España y el resto de Europa "no existen motivos para la alarma". "La preocupación que pueda haber en Europa debe transformarse en apoyo a los países afectados, sobre todo en investigación y en la difusión de campañas que enseñen a la población local cómo defenderse de la enfermedad", manifestó.

En el caso del distrito de Koinadugu no se ha registrado ningún caso de Ébola, lo que constituye una excepción en el país. Pero sí se han tomado cuatro muestras de sangre que se han remitido a un laboratorio de otra ciudad a la espera del resultado.