Javier Lambán, flamante abuelo de su primera nieta, bromeó ayer en un par de ocasiones con el nacimiento de la pequeña. La primera, al hablar de sus impresiones sobre el próximo cierre total del acuerdo de investidura, para admitir que es «muy mal pronosticador», porque confió en que hubiese Gobierno antes de que esta naciese, y ya lo ha hecho. La segunda, al confiar en que la niña llegue «con un pan político debajo de brazo», como aseguró que le han deseado sus amistades.