Javier Lambán se descolgó ayer durante su discurso declarando al PSOE como heredero «del voto aragonesista» de CHA y el PAR, formaciones que, como recordó, no concurrirán a las elecciones generales y cuyos votantes pueden encontrar en el PSOE al partido que «mejor va a defender» sus intereses.

El presidente de la DGA y secretario general del PSOE autonómico se contagió del ambiente de euforia del palacio de Congresos de la Expo, y afirmó, cual Robert Duvall en Apocalipsis Now con el napalm, que en el ambiente flotaba «olor a victoria».

40% DE VOTOS

Tanto fue así que llegó a dejar corto al CIS de Tezanos y afirmó que las encuestas «se quedarán cortas», y el PSOE no obtendrá «el 30% de los votos sino el 40%». Sería la forma de que Pedro Sánchez, que «ha apuntado maneras pero le han faltado diputados», consumara sus proyectos de país.

El discurso de Lambán, amén del procedente repaso de logros de legislatura en sanidad, servicios sociales, educación, empleo y economía -sin olvidar el reciente cumplimiento del objetivo de déficit del 2018, porque «los socialistas no somos unos manirrotos»-, también incluyó ruegos al presidente del Gobierno. Sobre todo, una mayor descentralización del «poderío económico y político» de Madrid, en favor de las comunidades y de una «red de ciudades pujantes» entre las que colocó a Zaragoza.

De hecho llegó a sugerir, en una presunta ocurrencia «a botepronto», que la Secretaría de Estado de Agua y Política Hidrológica esté en Aragón.

Lambán no solo tuvo palabras de elogio para Pedro Sánchez sino para la «segura próxima alcaldesa de Zaragoza», la candidata Pilar Alegría, aparentemente olvidadas las diferencias con ella por la confección de sus listas. Tan buen rollo había que dos de los defenestrados por Ferraz para las listas al Congreso, Ignacio Urquizu y Óscar Galeano, estaban en primera fila tan sonrientes como el que más.

Al respecto de la capital, Lambán insistió en que el Gobierno de Aragón «ha hecho más por los zaragozanos que el propio ayuntamiento», y confió en que con Alegría como alcaldesa pueda acometer proyectos de cooperación que con Pedro Santisteve han sido «imposibles».