Largas filas para pagar, bolsas llenas de artículos recién comprados y un refuerzo notable de dependientes para atender a la clientela. Así se encontraban ayer algunos establecimientos de la capital aragonesa donde ya habían comenzado las rebajas tan ansiadas por la mayor parte de los ciudadanos. Al contrario ocurría en otros establecimientos más pequeños en los que, aunque la venta se había animado, todavía no era lo que esperaban. Muchos de los clientes desconocían el inicio de la campaña y aprovechaban para comprar regalos de última hora para el día de Reyes o ese amigo invisible que todavía no se ha entregado.

Durante el primer día de rebajas, se vieron las dos caras de la moneda. Una venta tranquila, pero sin pausa, se percibió en el comercio local y establecimientos pequeños. «Ahora no es lo que era. Desde finales de noviembre, con el Black Friday, estamos con descuentos aunque no se incluya en plena campaña de rebajas», explicó Pilar Murillo, encargada de la tienda Javier Simorra. Aunque también aseguró que año tras año «la venta aumenta mes a mes».

Una situación que contrastó con las largas filas en las cadenas, donde los dependientes no daban abasto para cobrar, atender y ordenar el género. Alejandra Hernández se encontró con «todo el agobio» y, aunque solo iba a comprar una bufanda, terminó con, prácticamente, todos los regalos para el día de Reyes. «Mi hermana y yo no tenemos muchos ingresos y dejamos estas compras para las rebajas de más adelante. No me esperaba encontrar todo esto así», manifestó.

Jara Roblas tampoco sabía que ya habían comenzado. Reconoció que ella no suele gastar mucho en esta campaña porque no le gustan «las aglomeraciones» quien siempre va «mucho más tarde». «O compro artículos muy rebajados o me voy a los que están de nueva temporada así que no se puede contar», afirmó.

Algo parecido le ocurre a María Gómez y, tras comprarse una americana, una blusa y un bolso en varias tiendas, decidió marcharse a casa y continuar con las compras otro día en el que «haya menos gente o venir mentalizada de todo este jaleo», indicó.

En establecimientos, como Donna, situada en el centro comercial El Caracol, todavía esperan el punto álgido de las ventas de rebajas después del día de Reyes. «Llevamos desde antes de Navidad con descuentos aunque la gente no sale a comprar de rebajas de verdad hasta que las grandes superficies no empiezan porque son los que hacen la publicidad», señaló Eva Serrano, una de sus responsables.

En esta tienda, todos los artículos están rebajados o un 30% o un 50% y, a partir del día 7 de enero, «prácticamente todo estará a la mitad» porque «nosotras empezamos el 20 de enero la nueva temporada y queremos estar, por lo menos, un mes con estas rebajas», detalló Serrano.

Gran apuesta

Sin embargo, en el caso de la zapatería Sanse, ha comenzado para sus «costumbres un poquito fuerte y poco van a variar los precios», aseguró Mari Carmen Rosado, una de las responsables de la tienda situada en la calle Jerónimo Zurita. «Una venta pausada y se nota que la gente no compra con alegría», indicó. En este caso, si no hay rebajas anticipadas, los clientes van, preguntan y se marchan «porque el de enfrente o el de al lado sí que las tienen. Eso te obliga a ponerlas y ya llevamos varias campañas adelantando las rebajas», apuntó Rosado.

A pesar de ir por las calles y ver numerosos carteles que indican el inicio de los descuentos, otros grandes almacenes cumplen con la tradición de comenzar el día 7 de enero, que este año coincide en domingo y las puertas estarán abiertas al público. De ahí que se mantenga aunque, según Serrano, «tiende a desaparecer y yo creo que será antes de lo que nos imaginamos».