Al recién elegido líder le toca volver a coser a un PSOE desgajado, y para esta tarea Pedro Sánchez está en mejores condiciones que quien hasta ayer era su principal competidor, Eduardo Madina. Sánchez (Madrid, 1972) ha contado con el apoyo, implícito pero firme, de la mayoría de los líderes territoriales, que primero intentaron que Susana Díaz, presidenta andaluza, se presentara a esta carrera, y después, al no conseguirlo, vieron en él a la persona idónea.

La saliente dirección señala que el PSOE, en estos dos últimos años, ha dejado de ser un «partido de federaciones» para convertirse en una «federación de partidos». Muchos barones, en cambio, sostienen que las decisiones no han sido «colegiadas», sino que las han tomado el núcleo duro de la cúpula socialista, formado por Alfredo Pérez Rubalcaba, Elena Valenciano y Óscar López. Los diagnósticos difieren, pero identifican el mismo problema: la desunión del PSOE.

Los interrogantes

La duda está en si Sánchez mandará de verdad. Si el suyo no será un liderazgo ficticio, teledirigido desde la federación más poderosa: Andalucía. Economista, amante del baloncesto y muy ligado hasta hace poco a José Blanco, Sánchez debe mucho a los barones. Sin su apoyo, este diputado poco conocido, que en las dos últimas legislaturas ha ocupado un escaño de carambola, gracias a las renuncias de Pedro Solbes y Cristina Narbona, no habría llegado hasta aquí.

El madrileño comenzó a plantearse dar el paso hace solo unos meses, cuando en el horizonte estaban las primarias abiertas para elegir al candidato a la Moncloa, en lugar del congreso que se ha acabado celebrando debido a los malos resultados en las europeas. Rubalcaba le nombró coordinador de la conferencia política del pasado noviembre, y como tal tuvo que recorrer las agrupaciones de todo el país, trasladando el proyecto que el PSOE había aprobado.

Algunos empezaron a animarle. Pero eran muy pocos: tan solo un grupo de críticos con Díaz en Andalucía, así como pequeños sectores en Alicante, Castilla-La Mancha, Baleares y Extremadura. Solo tras la renuncia de la presidenta de la Junta empezó a concitar un apoyo mayoritario en las cúpulas.

Quienes le conocen señalan que tiene un carácter fuerte, y que no suele dudar, algo que se ha visto en esta campaña, así que creen que marcará su propio paso. La primera prueba se verá en breve. Durante el debate entre los tres candidatos del pasado lunes, señaló que convocaría las primarias en noviembre, como estaba fijado, pero luego rebajó algo su compromiso. Los barones más importantes quieren retrasar esas elecciones internas. Ese será el test a su autonomía.