Cataluña tiene nuevo presidente en la Generalitat, pero eso no significa que la situación política en la comunidad vecina camine hacia la tranquilidad. De forma unánime, los responsables políticos aragoneses creen que solo estamos ante una nueva fase del enfrentamiento independentista y se muestran pesimistas de cara a una posible solución. El laberinto se enreda más sobre sí mismo sin que nadie vislumbre una salida.

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, se pronunció en las redes sociales. Y lo hizo con mucha contundencai. «Es ya de todo punto insoportable que el tal Quim Torra, Carles Puigdemont y demás esperpentos independentistas estén destrozando la convivencia en Cataluña y devastando la imagen de España en el exterior. No mejoramos. Vamos a peor. Se impone una reacción cívica del país en su conjunto», escribió.

En el PSOE la reacción a la investidura mantuvo la dureza. El portavoz parlamentario Javier Sada habló de la «grave fractura social» que están generando en Cataluña. «Estamos ante algo que no se soluciona con discursos», indicó. Y lo ejemplificó en la hoja de ruta marcada por Torra, que vio «decepcionante» y «desalentadora».

Los populares mantuvieron un tono más comedido en sus manifestaciones, pero la decepción con el discurrir de la deriva independentista es evidente. «Ojalá se recupere la normalidad democrática y el sentido común en Cataluña porque es fundamental para los catalanes y para el conjunto de los españoles», aseguró el presidente del PP en la comunidad, Luis María Beamoente. Y avisó de las consecuencias de sus próximos pasos. «Si decide emprender un camino de confrontación basado en ilegalidades actuará el Estado de Derecho», dijo.

La diputada Maru Díaz (Podemos) reconoció que Torra no será un presidente que represente a «todos los catalanes», como tampoco aportará «la transversalidad y el acuerdo» que requiere la situación política. Pero en todo caso consideraron fundamental la retirada del artículo 155. «A pesar de que no nos guste el nuevo presidente, se abre ahora una oportunidad para la reconducción del conflicto catalán hacia un escenario de diálogo institucional, si ambas partes no siguen empeñadas en insistir en el conflicto por sus cálculos electoralistas», aseguró.

En este aspecto el resto de partidos mantiene opiniones particulares. El presidente del PAR, Arturo Aliaga, reclamó superar «la brecha social» y que se atiendan los intereses de todos los catalanes y también aquellos aspectos que pueden acabar afectando a las relaciones con Aragón. «Es importante que todo discurra por los cauces legales para que se pueda levantar el 155, para resolver problemas y para evitar más enfrentamientos», expresó.

Más dureza pidió la responsable de Ciudadanos, Susana Gaspar. «Todos sabemos que estamos ante un político que está dispuesto a seguir con la llamada república catalana», evidenció. Por este motivo indicó que desde su formación tratarán de extender la aplicación del 155 si no se respeta lo establecido por la Constitución. Son claros. «No podemos mirar para otro lado», aseguró.

La sensación de que el nuevo Ejecutivo catalán no logre cerrar acuerdos que garanticen su estabilidad también es compartida por otras fuerzas políticas. La secretaria general de CHA, Carmen Martínez Romances, alertó sobre la cercanía de un nuevo ciclo electoral y su posible influencia en las decisiones políticas. «La situación catalana no puede mantenerse con estas tensiones», lamentó. Por esa razón reclamó algo de calma hasta conocer las primeras medidas de Torra. «Los problemas reales están pasando al segundo plano», señaló.

El coordinador general de IU en Aragón, Álvaro Sanz, exigió «altura de miras» a todos los implicados en la cuestión catalana. Para la federación todas las posturas están enfrentadas en un «choque de trenes» que beneficia a los intereses «de la derecha», tanto la que representan los partidos independentistas como la del bloque constitucionalista. «Hace falta diálogo», concretó.