Tres consejeros del Gobierno de Aragón atendieron ayer durante dos horas las dudas y preguntas de los alcaldes de los 23 municipios de la cuenca del Gállego en el que han aparecido niveles del residuo tóxico del lindano por encima de lo permitido. La crisis dura ya una semana y el consejero de Medio Ambiente, Modesto Lobón, explicó que los desembalses de los pantanos de Búbal y de La Sotonera han permitido reducir los niveles a la mitad, aunque siguen siendo altos en seis municipios. Estos continúan con las restricciones y siguen sin poder beber agua.

A pesar de ello, los datos que maneja el Gobierno de Aragón siguen siendo elevados. En el caso de Santa Eulalia de Gállego y de Piedratajada, supera en más de quince veces el nivel permitido. Fuentes del Ejecutivo, sin embargo, continuaron lanzando un mensaje de tranquilidad, puesto que en ningún caso son cifras que supongan un riesgo para la salud. De hecho, en ambos municipios, donde el nivel de toxicidad es más alto, se trata de 1,72 y 1,57 diezmillonésimas de gramo por litro. Algunas fuentes médicas aseguran que para que tuviera algún efecto negativo para la salud humana, un individuo adulto debería consumir directamente --y no diluido-- quince gramos de producto.

ABUNDANTE PRESENCIA Además de Lobón, asistieron los consejeros de Sanidad, Ricardo Oliván, y de Interior y Protección Civil, Antonio Suárez. Junto a ellos, el delegado del Gobierno de Aragón en Huesca, José Luis Moret, el responsable del Instituto Aragonés del Agua, Alfredo Cajal, y técnicos y cargos intermedios de estas áreas. Volvieron a insistir en que el problema es medioambiental, "uno de los más graves de Europa" según Lobón, pero sigue sin ser un problema de salud pública, puesto que reiteraron lo que vienen diciendo desde el primer día: habría que tomar dosis elevadísimas, centenares de miles de litros, para que tuviera repercusiones negativas en el organismo del ser humano.

AYUDAS ECONÓMICAS En la reunión que mantuvieron con los alcaldes --que se mostraron satisfechos con las explicaciones aunque insistieron en sus demandas y quejas por la situación-- también se prometió por parte del Ejecutivo autonómico las ayudas necesarias para limpiar los depósitos de agua de todos estos municipios, ya que necesitan cloración para continuar tomando medidas de los niveles de toxicidad. Lobón se mostró cauto, pero afirmó que está siendo "muy efectiva" la medida de la CHE de desembalsar casi en cabecera (en el caso de Búbal) y en la parte baja de la cuenca (La Sotonera) para continuar reduciendo los niveles de lindano que han aparecido desde el pasado viernes y que ha propiciado la indignación de numerosos municipios, en especial de los situados en la Galliguera, en el tramo medio del río.

Respecto a las causas, siguen siendo una incógnita, aunque continuó con la tesis más barajada: que las tormentas del verano arrastraran "polvos" del residuo que se estaba manipulando en la operación de cierre por seguridad de los vertederos de Sabiñánigo en los que durante décadas se depositó el lindano --un pesticida tóxico y actualmente prohibido-- que fabricaba la desaparecida compañía de Inquinosa.

Para analizar las causas, se ha contratado a una empresa pública estatal, Emgrisa, con el fin de que trabaje por su parte para tener daños contrastados y entre todos intentar buscar la solución y acabar con esta semana de incertidumbre y preocupación en 23 localidades de la provincia de Zaragoza y Huesca.