La bandera amarilla presidía ayer las playas de Cambrils. El mar estaba picado y los bañistas debían mantener todas las precauciones necesarias. En tierra firme, la calma tampoco estaba garantizada, pues otras enseñas (tanto españolas como esteladas) así como los lazos amarillos en las solapas de muchos de los asistentes hacían presagiar marejada. Los pronósticos se cumplieron y la incomodidad se hizo imagen en las caras de muchos de los presentes, especialmente de los representantes políticos aragoneses.

Desencajada llegó al paseo marítimo de Cambrils la nutrida delegación del PP presente en el acto. La portavoz en las Cortes, Mar Vaquero; el portavoz en el ayuntamiento, Jorge Azcón o el presidente provincial de esta formación en Zaragoza, Javier Campoy, tuvieron que oírse los pitidos provenientes de una parte de los asistentes. Otros, sin embargo, aplaudían. Y es que todos ellos acompañaban al presidente de los populares Pablo Casado en su asistencia.

Al presidente aragonés, Javier Lambán, y al alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, nadie les gritó, al revés, muchos ciudadanos se acercaron a saludarles al finalizar el acto. Fue el único momento en el que ambos se sintieron como si estuvieran en su tierra. Puesto que, a pesar de que la fallecida era aragonesa, al igual que varios heridos, el protocolo catalán estableció que estos dirigentes debían estar en un segundo plano en el momento en el que se descubría el mosaico en memoria de las víctimas. De Ciudadanos estaban el diputado Javier Martínez y la concejala Elena Martínez.

Mientras el presidente catalán, Quim Torra, y la alcaldesa de Cambrils, Camí Mendoza, retiraban la sábana que tapaba la obra que representa una paloma de la Paz, los aragoneses permanecían como meros espectadores. Sí les convidaron a participar durante la ofrenda de flores, aunque en espacios temporales muy diferentes. Si Torra compartía escenario junto a las dos altas representantes del Estado, las ministras Meritxell Batet y Reyes Maroto, además de Mendoza; los aragoneses Lambán y Santisteve ponían dos rosas blancas junto a varios dirigentes de la política catalana.

También fue sonado cuando la alcaldesa de Cambrils quiso agradecer la labor realizada por los Mossos d’Escuadra, olvidándose de otros cuerpos como la Policía Nacional o la Guardia Civil. Casado le tiró de las orejas públicamente ante lo que pudo ser un olvido. Meses antes, Cambrils condecoraba a una policía nacional zaragozana que aparcó sus vacaciones para ayudar.