El escritor y músico zaragozano Ángel Petisme (Calatayud, 1961) recibió ayer el Premio Internacional de Literatura Antonio Machado que otorga la Fundación de la localidad francesa Colliure que lleva el nombre del escritor sevillano. La obra ganadora del galardón, por el que compiten trabajos en verso, prosa y piezas de teatro, titulada La camisa de Machado, está impregnada del espíritu del autor de Campos de Castilla, quien para Petisme, a pesar de haber transcurrido 80 años desde su muerte, «hoy está más vigente que nunca».

-¿De dónde sale el título de La camisa de Machado

-El título está sacado de una anécdota que leí hace unos años. En plena retirada cuando parten al exilio, la familia (Antonio Machado, su madre Ana Ruiz, su hermano José Machado y la mujer de este, Matea Monedero) lleva una maleta que pierden en el trayecto, por lo que llegan a Colliure solo con lo puesto. En la pensión, los días de colada, para poder lavarse las camisas un hermano bajaba a comer y el otro permanecía en la habitación mientras su camisa se estaba lavando porque no tenía otra para ponerse. Luego, el otro subía, le prestaba la suya y así podía bajar a comer. Es el reflejo de la extrema pobreza en la que vivieron esos días.

-¿Y qué es y cómo es la obra ganadora?

-Es un poemario de versos largos, prosa poética, que comienza con un poema con ellos llegando a Colliure y termina con el poema que da título a todo el libro. De alguna forma es una reflexión de cómo, al final, esa tumba se acaba convirtiendo en un símbolo de la libertad, la dignidad y la democracia. Creo que es mi obra más política, más crítica.

-Bueno, su obra siempre ha tenido una gran carga crítica y de compromiso.

-En este caso, entre el primero y el último hay toda una colección de poemas sueltos que no había metido en otros libros y que son una mirada al mundo contemporáneo, al rescate de la Troica, a Europa, a Grecia, al hartazgo de la tecnocracia, a los comedores sociales, los ancianos desahuciados... tratando de buscar imágenes lingüísticas con fuerza y que permitan volar al libro. Cada poema se abre con una cita de Machado; salvando las distancias y entre comillas es lo que pienso que Machado escribiría, o sobre lo que escribiría en 2019. También hay una reflexión sobre el sentido del arte, tal y como él lo entendía, íntimamente ligado a la vida

-Usted ha obtenido numerosos premios, algunos muy importantes, como el Claudio Rodríguez o el Premio Jaén de Poesía. ¿Qué significa éste para usted?

-He obtenidos varios premios, sí, algunos muy bien dotados económicamente, otros, como el Miguel Labordeta muy emotivos pues me lo dieron en mi tierra; pero este, cuya cuantía económica es pequeña, me ha resultado ilusionante por un sentido romántico, pues la obra de Machado me ha acompañado siempre y además es un premio que tiene mucha fuerza porque representa a todos los hijos del exilio. Leer, ayer, uno de mis poemas en la tumba del poeta fue emocionante porque sientes que estamos en deuda con miles de machados enterrados en cunetas y tienes claro que no se puede pasar página a la historia mirando hacia otro lado, que para olvidar hay que pedir perdón y que para que la historia no se repita hay que aprender la lección. Ahora estamos viendo cosas que no son fantasmas, sino que te quedas con el corazón helado por una de esas dos Españas, como él decía. Hoy Machado seguiría escribiendo eso de «españolito te guarde Dios...» El mejor reflejo de la mejor España es aquel tiempo que representan Buñuel, Picasso, la generación del 27, la República... no la que ahora nos venden de banderitas y lazos. Hay que volver la vista a quien nos enseñó una lección de convivencia y respeto.

-Antes ha hablado de lo que podría estar escribiendo ahora Machado y vuelve a situarlo en nuestro tiempo como alguien que tendría mucho que decir. ¿Cuál es el secreto de que siga tan vigente?

-Está vigente como poeta y como persona. Machado, con su luminosidad, dice cosas importantes con un lenguaje sencillo y cuando se pone más profundo utiliza heterónimos, como Juan de Mairena. En el aspecto literario sigue siendo un maestro, pues uno se quita el sombrero con su lírica, que tiene un luz que enamora y también nos hace reflexionar sobre el sentido del arte y para qué sirve escribir; además de no mirarse el ombligo, pues fue un poeta del plural, no del yo.

-¿Y como persona?

-Como persona hoy sigue siendo ejemplo de dignidad, de buena fe y de ser consecuente con sus ideas aunque estas te lleven a la muerte. Defendió al pueblo, a una República que el pueblo había votado y murió por ello. Fue un hombre preocupado por la educación, por la enseñanza, pues era profesor y alguien que nunca buscó la fama, ni ascender de categoría pues iba a las plazas que nadie quería, Segovia, Soria... Su muerte, en soledad, fue la de muchos españoles exiliados y también junto con la de Lorca o Miguel Hernández, metáfora de cómo España, en el pasado y en el presente, ha dado la espalda a la razón, al diálogo y a la cultura.

-Hoy en día están surgiendo grupos de gente muy joven que organizan recitales de poesía y se autoeditan poemarios. ¿Por qué cree que la poesía ha resurgido entre los jóvenes?

-Es verdad que hay un resurgir y también en las redes sociales. En realidad todos empezamos leyendo y no a Paul Auster o a Machado, sino tebeos o Salgari. Por eso hay chavales que leen a poetas de su generación, que son más cercanos. La verdad que subyace es que en estos tiempos tan difíciles, sobre todo para estos chicos que no ven futuro, la poesía es una respuesta a esa orfandad, a ese grito de rebeldía, porque es un género tan concentrado que admite crear eslóganes en los que apoyarse para seguir luchando. La novela es otro lenguaje, pero la poesía tiene ese poder del eslogan, por eso ha renacido. También hay que decir que en momentos quedó más olvidada porque quizá los poetas nos pusimos estupendos y alejamos la poesía del pueblo, de la función de comunicar que tiene como ahora se vuelve a ver.