El móvil no solo ha pasado a ser la pantalla a la que más horas estamos enganchados sino la que nos organiza más cosas. Los programadores han utilizado infrarrojos, conexión Bluetooth y el soporte para Becons (una tecnología que detecta objetos) para abrir puertas de garaje, localizar maletas o llaves, o hacer de mando a distancia de televisores. Pero Google y Apple han ido más lejos y han lanzado asistentes virtuales poro voz para conectar los dispositivos domésticos como Home y Homepod. Aquí su competencia es Amazon, que tampoco triunfó con su móvil, como ocurrió con Nokia, que perdió el carro ante los problemas para mejorar Symbian y lograr una pantalla táctil decente, o Microsoft que no entendió el modelo de negocio y quiso convertir el teléfono en una extensión del ordenador.

Hasta Steve Ballmer, entonces CEO de Microsoft, se rió públicamente del primer iPhone porque decía que era «carísimo y no tenía teclado». En una reciente entrevista admitió que su gran motivo de discursión con Bill Gates era cómo encarar el negocio móvil y que quiso comprar Nokia pero el consejo lo vetó. Lo haría a través de Stephen Elop, quien fichó por Nokia desde Microsoft y volvió a la casa madre como responsable del negocio finlandés.

En Apple, mientras apuestan por la realidad aumentada y la inteligencia artificial, según anunció Tim Cook a principios de junio, han visto cómo algunos de los padres del iPhone se han dedicado a la domótica y el internet de las cosas. «The next big thing» (la próxima gran cosa), diría Jobs.