"¿Cuánto van?". "Empatados aún". "El Mundial no, digo Pedro". Ferraz vivió anoche su propia final agónica. Los militantes que daban apoyo a los tres candidatos compartieron espera en la sede socialista, a salto entre móviles y pantallas para conocer quién levantaba la copa del Mundial y quién se convertía en el próximo secretario general del PSOE. Sudaron hasta que empezaron a conocerse los datos de escrutinio. A lo largo del día, el único termómetro que podía haber dado pistas sobre el resultado era el nivel de participación de militantes, pero los datos se actualizaron con varias horas de retraso.

A Ferraz llegaron tarde todos los candidatos. El primero, fue José Antonio Pérez Tapias, pasadas las siete y media. Pedro Sánchez y Eduardo Madina decidieron entrar a la sede con coche, ante la indignación de los reporteros gráficos, que llevaban hora y media esperando en la acera de la calle Ferraz.

En la segunda planta del cuartel general de los socialistas, cada uno de los tres candidatos siguió la jornada electoral rodeado por sus asesores. En el caso de Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, en despachos contiguos, separados apenas por un tabique, mientras que el espacio destinado a Pedro Sánchez estaba en la misma planta pero algo más alejado de sus contrincantes. En sus despachos habituales, Rubalcaba, el secretario de Organización, Óscar López y la eurodiputada Elena Valenciano, siguieron los resultados.

Abajo, los simpatizantes de Sánchez, Madina y Pérez Tapias seguían con vértigo la rapidez con la que se iban conociendo los datos. Compartían enl mismo espacio, pero los grupos estaban claramente diferenciados con sus respectivas acreditaciones y apenas cruzaron palabra. Cada candidato podía invitar a unas cincuenta personas a compartir la noche electoral en la sede, pero sobre las nueve y media, cuando el escrutinio estaba muy avanzado y no se albergaba ninguna duda sobre la victoria de Pedro Sánchez, los partidarios de Madina parecían haberse esfumado. Los militantes más numerosos a esa hora de la noche fueron los de Pedro Sánchez, exultantes a medida que se iba comprobando el resultado. "Es aplastante" o "menuda paliza" fueron algunas de sus frases.

Halagos al margen, lo cierto es que la jornada tampoco se vivió con las pasiones del pasado en Ferraz. Quizá, una de las lecturas que mejor resuma la elección del nuevo secretario general socialista es la que confesó a este periódico un estrecho colaborador de Rubalcaba, que se quedó en casa mirando el mundial . "Es como si hubiesen llegado a la final Costa Rica y Argelia".