--¿Qué supondrá para Zaragoza y para Aragón esta cumbre?

--El hecho de que se celebre en Zaragoza ya es un éxito para nosotros. Hay mucha gente que ha pensado durante mucho tiempo que fuera de Madrid no hay vida inteligente. Para los aragoneses es un punto de partida colocar la región entre las comunidades donde se puede celebrar cualquier acontecimiento. Eso es importante.

--¿Cómo fue la decisión de celebrar el evento en Zaragoza?

--Le planteé a Zapatero el interés que tenía en que se pudiera celebrar aquí una cumbre con Francia, dados los temas que nos afectan por nuestra condición fronteriza. Ambos países aceptaron.

--¿Se tratarán todos los temas que interesan a Aragón?

--Todos los temas que nos interesan están en la agenda. Que se traten ya es importante, pero además creo que habrá algún avance: el apoyo de Francia a la Expo y una contestación positiva respecto a las comunicaciones transpirenaicas.

--¿No hay tendencia a esperar demasiado de estas cumbres?

--Los países si no hablan no pueden resolver sus problemas. Nuestros problemas en las cumbres siempre se han tratado de manera lateral y ahora serán parte fundamental de la cumbre. En política los gestos son tan importantes como el fondo, y que la cumbre sea en Zaragoza ya es un avance.

--Sí, pero la reapertura del Canfranc se consagró en una cumbre bilateral y se congeló en otra.--Hemos pasado una etapa muy oscura en las relaciones con Francia porque la relación del anterior Gobierno con el Ejecutivo galo llegó a ser pésima. De una crispación absoluta. Pero en este momento la relación entre el presidente de la República francesa y Zapatero es muy buena, y las condiciones han cambiado. En cuanto al Canfranc, España y Aragón mantenemos abierta esa línea hasta la frontera todos los días, aun con muy pocos pasajeros. El problema está en el otro lado, y convencer a Francia de la reapertura es un objetivo básico.

--¿Las malas relaciones entre gobiernos en la pasada legislatura han influido en estos proyectos?--Sin duda. Cuando los Gobiernos, como el anterior, hacen una política de tensión y poco amistosa... Las últimas entrevistas de Aznar en diversos medios, como Le Monde , eran difíciles de entender entre países vecinos y amigos desde el punto de vista diplomático. Y eso es muy posible que nos haya retrasado los proyectos cinco o seis años.

Le Monde

--¿Es complejo poner en marcha una cumbre así?--Sí. Ha sido la apuesta organizativa más compleja que ha hecho el Gobierno de Aragón, por la cantidad de personas y por la multitud de medios y equipos. La seguridad, el protocolo... Al final, hay que mover a más de 2.500 personas.

--¿Además de acondicionar y lavar la cara al edificio Pignatelli, han tenido que cubrir alguna demanda especial?--No. Se han acondicionado los jardines, una obra prevista, pero que se ha adelantado. Y las peticiones han sido normales, de infraestructuras de comunicación, sobre todo. Aparte de lo que se ve, ha habido que acondicionar muchos despachos para gabinetes de ministros o de presidentes.