Imbuido del nuevo espíritu de diálogo, el presidente del Congreso, el socialista Manuel Marín, no sólo ha administrado con generosidad los tiempos reservados a la oposición en el debate de investidura. Marín también ha exhibido su fina ironía y su don de lenguas.

Con su peculiar acento y sus modales diplomáticos, Marín ha usado un tono de profesor para pedir silencio a los diputados --"no me hagan tertulia en los pasillos"-- o recordarles las pautas de conducta de la Cámara. Antes de cerrar las puertas para la votación les animó a ir al lavabo --"vuelvan alegres y ligeros de equipaje"--, y a su regreso siguió con la broma: "Esperemos que la naturaleza haya hecho su trabajo".

Tolerante con Joan Puigcercós (ERC), el jueves permitió que iniciara su intervención en catalán aunque el reglamento no lo permite. Eso sí, cuando sobrepasó el tiempo fijado le dio el primer aviso en catalán: " Honorable diputat, el temps és or, que como usted sabe quiere decir que el tiempo es oro".