La Guardia Civil en Aragón cuenta con más de 300 plazas vacantes. Pero esta situación de precariedad se ve todavía más agravada por el aumento de bajas psicológicas entre los agentes, en su mayoría motivadas por diferencias con los mandos. "Es el único arma que tenemos para luchar contra la arbitrariedad de sus decisiones", explicó uno de ellos.

En concreto, de los 2.790 puestos catalogados con que cuenta la plantilla de la Benemérita en las tres comandancias aragonesas, 308 --el 12,16%-- no se han cubierto.

Así se desprende de una respuesta parlamentaria a Chunta Aragonesista, con fecha del 5 de diciembre del 2003, en la que el Ministerio de la Presidencia confirma unos datos que reflejan estas carencias.

Por porcentajes, la provincia de Teruel es la más perjudicada, ya que el 12,7% de sus plazas no están cubiertas -- 87 de 681--. Le sigue Huesca, que aunque cuenta con 952, posee 113 vacantes --el 11,8%--. En último lugar se encuentra Zaragoza, que de 1.157 puestos catalogados tiene 108 sin cubrir --el 9,33%--.

Aunque desde el inicio de la primera legislatura del Partido Popular ha aumentado el número de agentes de todas las unidades de la Benemérita en Aragón --de 2.711 se ha pasado a 3.149--, algunas localidades han sufrido un notable retroceso.

Por ejemplo, la capital oscense ha perdido 43 efectivos desde 1996 --de 360 ha pasado a 317-- y Teruel cuenta con uno menos que entonces --de 292 a 291--. Sólo la capital aragonesa ha visto aumentado el número de agentes, que ha pasado de 415 a 640.

Pero el incremento de Zaragoza no se ha centrado en proporcionar más efectivos para garantizar la seguridad ciudadana, sino en aumentar el personal destinado a labores administrativas. "En 1998 nació el Mando Regional de la Guardia Civil en Zaragoza, con numerosas oficinas. De ahí se explica que sólo aquí haya aumentado el número de agentes, aunque esto no ha mejorado la seguridad", señalaron a este periódico fuentes de la Guardia Civil.

La apertura de la cárcel de Zuera también obligó a detraer personal de Huesca y de Teruel, cuyas penitenciarías se han convertido en simples Centros de Inserción Social.

Las mismas fuentes explicaron que la supresión de unidades como los tres centros de comunicación aragoneses, así como los de automovilismo de Huesca y Teruel y el servicio de desactivación de explosivos de éstas han mermado la capacidad operativa del Cuerpo.

"Zaragoza centaliza ahora los equipos de desactivación de explosivos. Si hay una emergencia en alguna localidad lejana pueden surgir problemas para llegar a tiempo", añadieron las personas consultadas.

BAJAS PSICOLOGICAS Otro de los problemas que afecta actualmente al Cuerpo es el importante número de bajas psicológicas concedidas. En otra respuesta parlamentaria al PSOE del 1 de diciembre pasado, se pone de manifiesto que sólo en los cuatro primeros meses del 2003 se registraron 325 en toda España, de las cuales 14 se dieron en Aragón (4,3%). Un conflicto que va en aumento, ya que de las 803 del 2002, 30 se produjeron en la comunidad aragonesa (3,7%).

Algunos efectivos atribuyen este conflicto a la gran presión que ejercen los altos mandos del cuerpo. "Existen casos de agentes que, tras denunciar irregularidades de sus superiores y ver que los tribunales militares los absuelven, solicitan la baja psicológica para evitar represalias. Y ocurre a menudo, porque rara vez un tribunal militar sanciona a un alto mando", indicaron las fuentes consultadas.

Sin embargo, estas personas agregaron que no se han impulsado estudios rigurosos para analizar el porqué: "No es lógico que nadie se haya preocupado de iniciar investigaciones al respecto, cuando es evidente que hay un problema de fondo. Y no parece que las cosas vayan a cambiar a corto plazo".