Tras el largo confinamiento, las estadísticas de denuncias de la Dirección General de Tráfico (DGT) referentes a Aragón, que incluyen los datos de mayo, junio y julio completos, apuntan a que la comunidad está asistiendo a una relajación a la hora de sentarse al volante. Han aumentado, por un lado, las infracciones por exceso de velocidad detectadas por radares fijos y, por otro, las alcoholemias positivas tanto en controles aleatorios como en los que se llevan a cabo tras registrarse un accidente o una maniobra antirreglamentaria.

«El aumento de las denuncias por exceso de velocidad y por alcoholemias positivas, estas de forma leve, es algo que nos preocupa», subraya Lorenzo Domingo, jefe provincial de Tráfico accidental en Zaragoza. «Creemos que el hecho de que se corra más puede estar relacionado con el ansia por llegar a destino, a ver a los familiares y amigos, tras el largo periodo de encierro en casa», explica.

Al mismo tiempo, se está observando una mayor relación entre el exceso de alcohol y el de velocidad, dos tendencias que empiezan a despuntar después de terminar el estado de alarma. El confinamiento impuesto por el coronavirus redujo drásticamente la circulación en las carreteras aragonesas y parece haber cambiado la actitud de los conductores de la comunidad y relajado en exceso su comportamiento al volante. Así lo ponen de manifiesto las denuncias de tráfico impuestas por la Guardia Civil en las tres provincias el pasado mes de junio, cuando ya se habían levantado las restricciones a la movilidad.

Si se comparan los datos de ese mes con el mismo periodo del año anterior se comprueba que las denuncias, agrupadas por preceptos, han bajado de 23.807 a 13.806, o sea, un descenso de algo más del 42%. Pero bajo ese tranquilizador porcentaje, fruto en cierta medida de la lenta recuperación de los niveles de tráfico anteriores a la crisis sanitaria, se observa que determinadas conductas relacionadas con la prudencia y la seguridad en la conducción han empeorado numéricamente, lo que puede ser revelador de una menor percepción del peligro tras los casi tres meses de obligado encierro de la inmensa mayoría de los conductores.

Sin permiso de conducir

La estadística elaborado por la Jefatura Superior de Tráfico de Aragón muestra, en referencia a junio de este año, que han aumentado en menor o mayor medida las denuncias por no llevar casco (22 frente a 17), por conducir de forma temeraria (42 en total, dos más que hace un año) y el caso omiso de las señales y normas sobre prioridad de paso, que se duplican al pasar de 5 a 10.

Por otro lado, si bien el incumplimiento de las señales de stop y ceda el paso se mantiene sin variaciones, hay un incremento de las denuncias por exceso de velocidad mediante radar móvil y sin parada, que de las 1.047 de junio del 2019 pasan a las 1.835 de ahora. No ocurre así con las vulneraciones captadas por los radares fijos de los pórticos, que en junio del 2019 registraron 14.990 vehículos y este año 6.427.

Experimentan asimismo un ascenso las infracciones relacionadas con los peatones y por el uso de dispositivos visuales y de sonido (de 118 a 141), así como las cometidas por ciclistas, al tiempo que las denuncias por comportamiento indebido se incrementan de forma considerable, con un total de 312 frente a las 213 de hace un año por las mismas fechas.

Otro tipo de denuncias apuntan a una relajación grave en el comportamiento de los automovilistas. En esta situación están el conducir sin seguro, donde hay una variación mínima de una infracción más; el negarse a someterse a las pruebas de detección de drogas y alcohol (de 3 a 6) y la carencia de permiso por distintos motivos, desde no haberlo obtenido a tenerlo retirado.

Los datos de marzo, abril y mayo de este año reflejan un fortísimo descenso de las denuncias como consecuencia del parón casi total del confinamiento, por lo que no son representativos ni pueden compararse con el 2019.

Siete muertos en las carreteras desde que terminó el confinamiento

Desde que terminó el periodo de confinamiento y el proceso de desescalada, un total de siete personas han perdido la vida en las carreteras españolas, cuatro menos que en igual periodo del año pasado, es decir, entre el 21 de junio y la fecha actual.

Durante el encierro obligatorio, que entrañó una paralización casi total del transporte de personas y mercancías no esenciales, se registraron tres víctimas mortales en las calles y carreteras de la comunidad aragonesa, una mujer que circulaba en moto por Zaragoza y dos camioneros que perdieron la vida al volcar sus vehículos, uno en la N-2 y otro en la N-240. entre Jaca y Pamplona.

Desde el comienzo del verano, las muertes se han debido a colisiones (en tres casos), salidas de vía (otros dos siniestros) y atropellos (dos sucesos de este tipo). Una de las víctimas fue un operario que trabajaba en unas obras de la A-2 y fue arrollado por un camión. En otro accidente se trató de un peatón que deambulaba de noche por la autovía A-23, en el término municipal de Villanueva de Gállego, y fue atropellado por un turismo.

Asimismo, entre las muertes por colisión figura la de un motorista de Tráfico que colisionó con un camión cuando se dirigía a realizar un servicio en la carretera N-330. Por otro lado, la llegada de la nueva normalidad ha traído consigo unos tipos de accidentes que habían desaparecido casi por completo con el confinamiento, en particular los debidos a la colisión con animales sueltos (jabalís y cabras hispánicas y ciervos) y las averías por el calor.