En Aragón, según los últimos datos del Ministerio de Igualdad, hay 37 mujeres que están siendo protegidas de sus maltratadores a través de pulseras telemáticas. Un sistema del año 2009 que trata de evitar que estos hombres se acerquen a menos de 500 metros de sus víctimas, pero que está dando muestras de obsolescencia. Muestra de ello es que la Audiencia de Zaragoza lleva comunicados una veintena de supuestos quebrantamientos de condena, si bien, según esta institución, la mitad de ellos son errores del sistema. Una situación que se extiende por todo el territorio de la comunidad, tal y como apuntan fuentes policiales.

Las principales incidencias que destacan estas fuentes vienen derivadas de la falta de cobertura del aparato o, por ejemplo, de algo tan sencillo como que el dispositivo se quede sin batería. Es en ese momento cuando salta la alarma en la Central Cometa que en un primer momento trata de localizar telefónicamente a las dos partes implicadas y en el caso en el que esta comunicación sea infructuosa por alguna de las dos partes se activa el protocolo con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Otra incidencia muy usual es que el maltratador separe su brazalete de un equipo GPS que no puede permanecer separado de la pulsera más de siete metros.

DISTANCIAS / El hecho de que este sistema emplee tecnología 2G y 3G también es otro elemento que genera problemas y que inquieta tanto a los usuarias de esta medida de protección como a los que controlan que no se quebrante la prohibición de aproximación. Uno de los últimos incidentes registrados por la central Cometa y comunicados a la Audiencia de Zaragoza tuvo lugar meses atrás. Saltó la alarma porque, al parecer, el hombre estaba cerca de su víctima, pero la realidad fue que él estaba en Monzón y ella en Belchite.

Todo ello genera importantes problemas a varios niveles, El primero, tal y como señala una víctima de violencia machista, es la «alarma». «Puedes estar durmiendo a la 1.30 horas de la madrugada, que te despierten de un sobresalto para saber si estás bien y al minuto te digan que es todo por un fallo de cobertura de la víctima». Una situación que es más común de lo que parece y que lleva a muchas mujeres a tener una dicotomía, puesto que valoran su importancia de cara a la protección, pero ellas acaban cumpliendo parte de la condena de sus agresores puesto que no son plenamente libres.

Desde la Abogacía también hay voces que alertan sobre la utilización de estos fallos como argumentación por parte de los maltratadores para evitar una condena. Sin ir más lejos la Audiencia Provincial de Zaragoza tiene sobre la mesa si enviar a prisión o no a un hombre que fue condenado a siete años, seis meses y un día por lanzar al vacío a su ahora expareja sentimental. Mientras el Tribunal Supremo revisa la sentencia, este hombre permanece en libertad provisional y la víctima solicitó el pasado viernes que entre en la cárcel por estar atemorizada. Su abogado, Javier Ferreira, expuso ante el tribunal que «hay hasta tres alertas de la central Cometa por aproximación del hombre a la mujer», mientras que la abogada de la defensa, Anna Amigo, «lo atribuyó a errores del sistema».

Quien tiene que decidir si se ha cometido algún tipo de delito es la judicatura que reconoce que la obsolescencia del servicio está saturando el quehacer diario de los tribunales en el control de las medidas impuestas a los maltratadores. Las críticas también se extienden entre las fuerzas de seguridad. Desde el SUP, Gonzalo de Miguel, coincide con magistrados en los problemas operativos que genera «ya que la activación de la alarma conlleva la puesta en marcha de un operativo especial inmediato que a veces es porque un maltratador no ha cargado la batería de su brazalete».