La feria taurina del Pilar, segunda que organizan los Hermanos Chopera, empresarios de La Misericordia, puso ayer tarde su punto y final, con un balance con más sombras que luces. Entre los espectadores existe la sensación generalizada de que no se han cubierto las expectativas.

Los aficionados han acudido en masa a La Misericordia, aunque no se observa el necesario relevo generacional. Ellos han brindado, con su presencia tarde tras tarde, un apoyo más que sustancial a los empresarios, que ya han decidido solicitar su prórroga para regir La Misericordia y esperan ahora la decisión de la DPZ. Será, si se les concede, el primero de los dos años, periodo que, según el pliego de condiciones, todavía les permite desarrollar su labor en Zaragoza.

Sobre el papel la feria, tenía muchas luces, pero la realidad es que al final esas luces se convirtieron en sombras. Y no por el mejor o peor juego del ganado, que eso siempre constituye una gran sorpresa --sujeta al momento de cada una de las ganaderías-- sino por la presentación de las mismas. En los corrales hubo más de una mañana de dudas, que a juzgar por el resultado final del reconocimiento, luego se resolvieron a favor de la empresa. A ello hay que sumar que el público nunca protestó y lo admitió todo.

Zaragoza, como todas las plazas, tiene su toro, pero hay que encontrarlo y la realidad es que más de una tarde parecía una plaza sin rumbo, pese a que nadie (o muy pocos) lo denunciara.

Al final del ciclo, como siempre, hay espadas que suben su cartel, léase Sebastián Castella, Salvador Vega, Serranito, El Fandi, Paulita, Antón Cortés y Luis Miguel Encabo, pero también habrá ganaderías que deberán de olvidarse alguna temporada de la zaragozana plaza de La Misericordia.

Y, en este aspecto, ocupan el cuadro de honor del desastre los hierros de Valdefresno, Marqués de Domecq e incluso Carriquiri, que tuvieron una más que infame presentación en lo que debe de ser un conjunto de animales que deben lidiarse en una corrida de toros y en una plaza de primera categoría. Y si a la mala presentación se une el mal juego, el fallo es total

Mención aparte, para ocupar el lugar de honor en este cuadro de los despropósitos, hay que concedérselo a la ganadería de San Martín, un hierro en el tipo de Santa Coloma, que echó una corrida muy desigual, con un sexto toro absolutamente impresentable y un juego infame.

TOREROS ARAGONESES Los toreros aragoneses han dejado un cartel más que interesante, olvidándonos de la apagada y destemplada actitud de El Molinero en su despedida.

Así, Serranito, que tomó la alternativa el día 12, subió muchos enteros en su cotización, por su buena labor con el segundo de su lote, el único animal potable que le tocó. Se le vio un aire diferente, preparado, ambicioso, inspiración para resolver en la cara del toros, las vicisitudes de las faenas, en definitiva todo aquello que se le puede y se le debe de pedir a un torero.

Paulita, a quien alguna vez se le ha negado el pan y la sal en La Misericordia, sigue su línea de ascenso y progresión y además es uno de los espadas más regulares en la plaza de toros de Zaragoza, desde que tomara la alternativa. Su labor al toro de Carriquiri el día 11 y la gran estocada con la que pasaportó a ese animal, le consagran como uno de los matadores a los que se les debe prestar atención la próxima temporada.

Otro de los espadas que reafirman su cotización en La Misericordia es Salvador Vega, un torero de Fuengirola, que ha dejado esta temporada un excelente cartel, en el coso zaragozano.

Su labor venía marcada por el éxito (este espada resultó herido en el primer ciclo de la temporada) y Vega no defraudó. Llenó la plaza de aromas diferentes, haciendo fácil lo difícil, cuando se está en la cara del toro, que es uno de los principales axiomas del buen toreo.

Castella es otro de los espadas a tener en cuenta. Su labor el día de la corrida de Ibán, que le valió salir a hombros por la puerta grande, le acredita como uno de esos jóvenes valores, a los que se les debe de prestar atención.

Antón Cortés necesita un curso acelerado de manejo con la espada porque el acero, como le ha ocurrido muchas veces esta temporada, le ha impedido en esta feria redondear una excelente tarde, como fue su actuación del día 15.

El Fandi, a quien los aficionados más puristas suelen olvidar, ratificó una excelente temporada y cuajó un sensacional triunfo, sobre todo por su labor con las banderillas. Pero al gran público le llegó y eso es lo que cuenta a la hora de hacer balance.