Los médicos de Atención Primaria han dicho basta. A través de la página web del sindicato Fasamet, los facultativos han hecho un llamamiento a la "desobediencia civilizada" a las órdenes del Salud y amenazan con la convocatoria de una huelga tras las vacaciones navideñas como consecuencia de la forma elegida por la Administración para la aplicación de la ampliación de jornada hasta 37,5 horas semanales.

La confrontación surge a raíz de la decisión del Salud --rechazada por todos los sindicatos con representación en la mesa sectorial-- de establecer una jornada para Primaria comprendida entre las 8 y las 17.00 horas y que la Atención Continuada pase de 17 a 8 horas de lunes a viernes en los equipos de Atención Primaria rurales.

JORNADA Así, la jornada ordinaria en Atención Primaria, en turno de mañana, será, a partir de ahora, de 8 a 15.00 horas tres días a la semana, de 8 a 15.30 horas otro día y de 8 a 17.00 horas el restante, mientras que, en horario de tarde, se trabajará cinco días de 13 a 20.00 horas aunque en uno de ellos se empezaría a las 10.30 hasta las 13.00 para completar 9 horas y media seguidas. El sindicato expone, además, que el Salud tiene previsto que la Atención Continuada en centros rurales comience a las 17.00 horas y se pregunta "¿Quién cubre la atención continuada de 15 o 15.30 h. a 17 horas en el centro de salud rural?" o "quién cubre la continuada hasta las 20.00 horas o los sábados a partir de las 15.00 en los urbanos?".

En la web, y con el titular "Hasta aquí hemos llegado", el colectivo acusa a los directores médicos de Primaria de "habernos vendido, probablemente para satisfacer las demandas de los Gerentes en aras a mantener sus privilegiados puestos" aunque matiza que, "por encima de ellos", los responsables son "el consejero de Sanidad y el Gerente del Salud".

Ese "ahorro de horas en Atención Continuada" supondrá, según Fasamet, "400 millones de euros" que "se sacarían, de nuevo, a médicos y enfermeros, que parece que somos el enemigo a batir", pero "todavía no saben ahorrar en cargos, estructuras, nombramientos digitales o programas innecesarios".

Los facultativos aseguran observar "un trasfondo político en este Gobierno" para "cambiar la gestión de la sanidad, cerrar centros o reducir plantillas de cara a hacer el modelo inviable para justificar la externalización de los servicios, eso sí reduciendo los costes, especialmente los de personal y empezando por los médicos".

Por eso, el presidente de Fasamet, Leandro Catalán, subrayó la "indignación" del colectivo y advierte de las posibles consecuencias de "volver a los mismos temas que provocaron la convocatoria de huelga en septiembre" con la intención de "ahorrar a través de la reducción de estructuras y personal", no descarta la posibilidad de un nuevo paro y da por "roto" cualquier diálogo con el Salud.

De hecho, desde Fasamet se anuncian "medidas duras y contundentes" en caso de que desde la gerencia del Salud "no se dé un giro total". La postura incluirá "cumplir estrictamente con el reglamento y no facilitar esfuerzos adicionales".