Después de todo lo que se ha visto en el debate de investidura, en directo, un auténtico bochorno, casi lo mejor que podía pasar es lo que ha pasado. Porque es imposible que, a día de hoy, el PSOE y Podemos puedan compartir mesa de Consejo de Ministros y Ministras. No sabemos lo que ha pasado en las reuniones mantenidas para negociar el gobierno de coalición, pero sí sabemos lo que después han dicho unos y otros. Todos han estado más pendientes de la verbena mediática que de lo que realmente se negociaba y eso ha derivado en este aciago día. Es imposible negociar un pacto de gobierno en 20 horas. El modelo alemán del SPD y la CDU tuvo 80 largos días de reuniones y agotadoras negociaciones y al final se elaboró un documento programático de 300 páginas. PSOE y Podemos ni han querido redactar documento alguno ni han buscado un gobierno sino dos, ni le han echado horas. Así ni se negocia ni mucho menos se puede esperar un resultado satisfactorio. Por eso, lo mejor que le pasó a España ayer es que Pedro Sánchez no fuera investido presidente del Gobierno. Otra cuestión es que tanto él como Pablo Iglesias, algún día se arrepientan, como les dijo en la tribuna del Congreso Gabriel Rufián.

Porque ahora hay que volver al principio, sí, pero ¿a qué principio?, ¿con qué intenciones? Como dijo el izquierdista Alberto Garzón, hay que ir a un acuerdo progresista, como el que se alcanza en países europeos como Portugal o Dinamarca, aunque allí no se hicieron gobiernos de coalición sino monocolores. Por algo será. Por ahí habría que empezar, pero el modelo está muy deteriorado. Y da la impresión que ahora solo queda esperar a que alguien diga «hasta aquí hemos llegado». Puede ser la falta de cultura de gobiernos de coalición, pero curiosamente hay muchas comunidades autónomas que los tienen y Aragón es todo un ejemplo histórico.

Como ahora se está negociando. Un Gobierno de Aragón liderado por el PSOE, con el PAR con una alta responsabilidad, con la presencia de CHA en el Ejecutivo, con el apoyo de IU y ¿con Podemos en la mesa del consejo? Las vibraciones son buenas, las horas de contacto entre las delegaciones de PSOE y Podemos son muchas, el circo mediático que hace cuatro años montó la izquierda del cambio no está presente --afortunadamente-- este año, pero hace falta saber si lo ocurrido ayer en España es bueno o malo para Aragón. Todas las partes recelan. Saben que no es bueno para el devenir de la negociación del Pignatelli pero todos confían en que no afecte, aunque no lo saben o no lo quieren decir. La clave será la pregunta que se plantea a las bases de Podemos para ratificar o no el acuerdo. Porque dicen que hay muchos podemistas que no ven a Maru Díaz como consejera de Universidad y Ciencia junto a Arturo Aliaga de vicepresidente, a otro consejero del PAR en Economía y Empleo, a José Luis Soro, de CHA, en Vertebración del Territorio y a otros socialistas como Mayte Pérez o Carlos Pérez sentados en la mesa que presida Javier Lambán. Pero es la oportunidad que tiene Aragón, como la tenía España. En Madrid no se han hecho bien los planteamientos, en Zaragoza parece que van mejor direccionados. Pero cuidado. No vayamos a repetir fracasos de otras épocas. Hay tiempo, aquí y allí para hacer (y rehacer) bien el trabajo.