El pasado viernes, 23 de agosto, la reforma del Mercado Central tocó a su fin. La del edificio que data de 1903, el emblemático icono de Zaragoza al que ahora solo le restan dos tareas también importantes: culminar los trabajos de urbanización del entorno más inmediato, que lo hará en las próximas dos semanas, y la llegada de los detallistas para darle vida, que aún no tienen fecha para empezar a acondicionar sus puestos pero sí empresas para acometerlo. Ambos hitos acompañarán a la transformación ya finalizada y que llega con la buena noticia para el ayuntamiento de haberlo hecho en plazo y por dos millones menos de lo que se calculó antes de licitar los trabajos. La reforma finalmente no costará los 15,5 millones de euros que se pensaron, se liquidará en «unos 13 millones de euros». Son las cuentas de los responsables de la obra, que junto a la contratista, Ferrovial -que ya abarató el precio en el concurso público-, solo ha requerido de un modificado del proyecto en los 16 meses de trabajos.

La factura incluye los 1,5 millones de euros que supuso la instalación del mercado provisional en la calle Salduba, donde ahora están los detallistas a la espera de regresar a sus puestos. Se marcharon en abril del 2018 y, según el presidente de la asociación que les representa, José Carlos Gran, volverán «el 28 de noviembre». Es la fecha pactada con el consistorio, afirmó, y «se cumplirá con el plazo», ya que el inicio de los trabajos de acondicionamiento de estos mostradores aseguró que comenzarán «en septiembre».

DE 5.000 A 30.000 EUROS

Tienen a dos empresas contratadas, HMY de Cariñena para el mobiliario, que podrá empezar «el mes que viene», y Koxka, de Pamplona, para las instalaciones de frío, que iniciará el montaje «en octubre». Todo depende de que todos los detallistas formalicen un pedido a su medida, y en función de lo que estén dispuestos a invertir. La horquilla es amplia, va desde 5.000 euros a más de 30.000 en mostradores que se prevén «espectaculares», a 18.000 euros de media y un total de más de 1,2 millones. Pero a todos ellos el ayuntamiento les da una apariencia exterior única, aportará casi un millón de euros para proporcionar vitrinas y cámaras que cumplan con las exigencias de un Bien de Interés Cultural (BIC) y que supervisa Patrimonio.

Ahora la actividad en el interior del edificio es mínima, y se centra fundamentalmente en labores de limpieza y pruebas técnicas de toda la infraestructura. En el exterior, los operarios ya casi han culminado la urbanización de la trasera del mercado, en un vial en el que ahora la acera y la calzada están en la misma rasante (como la llamada cota cero que se puso en la calle Don Jaime I), y se afanan en cubrir, junto a la entrada sur del edificio, la zanja por la que discurre la conexión peatonal con el aparcamiento subterráneo de Cesáreo Alierta. «En 15 días se podrá reabrir al tráfico la calle», explicó a este diario el arquitecto responsable de la remodelación del mercado de Lanuza, José Antonio Aranaz.

LIMITACIÓN A SOLO 10 KM/H

Este vial que rodea al edificio cambiará sustancialmente las normas de uso que antes tenía. El ayuntamiento tiene previsto limitar la velocidad a 10 kilómetros por hora cuando se estrene el nuevo mercado de Lanuza, y albergará las dos únicas zonas de carga y descarga para abastecer al recinto: en la mitad más próxima a la calle Torre Nueva, funcionará solo de 6.00 a 10.00 horas, que es cuando está previsto que empiecen a funcionar las terrazas de los puestos de restauración, y en la otra mitad más próxima a la calle Manifestación, estará operativa todo el día pero los vehículos solo podrán estacionar allí un máximo de 30 minutos. Un funcionamiento más estricto que antes para que el espacio público se aproveche mejor. Una escena urbana en la que ahora irrumpen también los tres ascensores que darán acceso desde la calle al interior del mercado y una cristalera por fachada que recorre todo el perímetro del mismo.

Enfrente del mercado, en la zona de los arcos metálicos que, finalmente, han permanecido, el principal cambio será esa línea de veladores en la que los cuatro puestos de restauración y hostelería tienen previsto montar terraza. Y en breve se acometerá el único trabajo ya aprobado, que es el repintado de esos arcos. El rojo actual se suplirá por otro tono más sobrio y acorde a los colores del nuevo Mercado Central. Para que armonice con el emblemático edificio.

LA CUARTA LICITACIÓN

Una de las incógnitas ahora mismo es saber cuándo se sacarán a licitación los puestos vacantes sin adjudicatario. Sería el cuarto intento y para siete mostradores si finalmente se reservan dos para habilitar una oficina de atención al usuario y otra para gestionar los servicios a domicilio. Para los responsables de la obra, sería idóneo adjudicarlos cuanto antes, por la complejidad que tiene acondicionar esos puestos luego al gusto del detallista y porque sería un inconveniente realizar esos trabajos con el recinto ya funcionando. Por una cuestión sanitaria. Para los detallistas, según Gran, «lo ideal es que se inaugurara con el concurso ya lanzado», concluye Gran, confiado en una inauguración ya muy próxima.