No son buenos tiempos para los mercados de abastos. Las superficies comerciales, las cadenas de supermercados repartidas por todos los barrios e internet han golpeado a estas galerías comerciales, las de toda la vida, que se ven obligadas a bajar sus persianas por la falta de clientela y por la imposibilidad de enfrentarse a una competencia que ha llegado como una apisonadora. El último en hacerlo ha sido el mercado Venecia, en la calle que le da nombre del barrio de Torrero, que echó el cerrojo definitivo a principios de año. El del barrio de La Jota cerró el pasado.

En Zaragoza hay 44 mercados de abastos operativos, frente a los 73 que había en el 2003, de los que tres son municipales -el Mercado Central, el de San Vicente de Paúl y el de Valdespartera- . Según el último estudio de Zamas (Federación de Asociaciones de Galerías de Alimentación y Mercados Detallistas) del 2018, hay 747 puestos activos, repartidos de forma muy desigual, y 870 que no tienen actividad alguna.

Tan solo hay cuatro galerías comerciales con todos sus puestos en activo. Se trata del Mercado Central (ahora el provisional), que el próximo año abrirá con una imagen totalmente renovada tras su reforma integral, el de Valdespartera (con 15 puestos), el llamado Mercado Cuarzo (5), en el centro de la ciudad, y el del barrio Delicias (28).

En otros cinco la actividad es de más del 75%, como es el caso de los mercados Albareda (Centro), Altabás (Arrabal), Delicias y Ciudad Jardín (Delicias) y Puerta Sancho (Almozara). Otros 15 tienen más del 50% de sus puestos ocupados y varias galerías sobreviven con un único establecimiento abierto, como es el caso del Mercado Azoque y el de Hípica, que desde Zamas prevén que serán los próximos en cerrar, ya que son insostenibles.

Según su gerente, Raúl Machín, se produce un efecto arrastre y conforme se van cerrando locales, hay detallistas que optan por trasladarse a otro lugar con más actividad. «En los mercados tiene que haber variedad de producto porque es la única forma de vender», explicó. Así que o se aplican medidas para tratar de salvar los existentes o la lista de cierres seguirá aumentando, matizó. «El ayuntamiento tiene que actuar ya, las medidas que quiera implementar no pueden aplicarse a medio o largo plazo», insistió Machín que, dijo, es la única manera de evitar «la sangría» que se está produciendo en los últimos años. «No sirve que se elabore un decálogo de acciones para ponerlas en práctica a medio o largo plazo, hay que actuar ya», insistió.

El cierre de mercados ha ido acompañado de una pérdida de detallistas, que desde el 2003 se ha reducido en un 38,61%. Actualmente hay 478 activos, frente a los 760 que llegó a haber. Según Zamas cada año se dan de baja una media de 50, aunque ha habido ejercicios con más de un centenar como sucedió entre el 2007 y el 2008, por lo que es fundamental que se adopten medidas para que los mercados que siguen abiertos puedan permanecer en activo, reiteró.

Para Zamas «es esencial buscar alternativas de ocupación en los mercados» diversificando los modelos de negocio para que no se limiten únicamente a la alimentación. También consideran básico que se «agrupen y unifiquen» aquellos con pocos puestos y que se creen zonas de aparcamiento para los consumidores.

Respecto a la venta on line, Machín indicó que tiene que ser una medida complementaria, pero no prioritaria. A su juicio, «las nuevas tecnologías no son la solución» por el tipo de público. De hecho, consideran que es más importante potenciar el reparto a domicilio puesto que un gran porcentaje de los clientes habituales son mayores.