La campaña electoral girará, en lo que respecta a los problemas que sufre Zaragoza, en torno a las problemáticas que la ciudad mantiene con la gestión que se realiza desde el Ministerio de Fomento. En cuanto a repercusión social, la avenida Cataluña es el conflicto más destacado, pero no el único. El más importante en cuantía es el de los suelos de Zaragoza Alta Velocidad y el desarrollo del barrio del AVE y el entorno del Portillo. Sobre todo por la deuda millonaria que pesa sobre todos los socios: el Gobierno central a través de Renfe y Adif, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza. La refinanciación de la misma o la amortización con cargo a sus presupuestos, los plazos para hacerlo y el parón que sufren las enajenaciones de suelo es una losa para todos ellos. El Cercanías es otro de los escollos a solventar.