«Si me cierran la única vía concertada del Virgen de Guadalupe, voy a tener que sacar del centro a todos mis hijos. No me lo quiero ni imaginar». Rosa Domínguez, con tres niños escolarizados en este colegio y una hija con síndrome de Down que empezaría el curso el próximo año, afronta una «tesitura complicada», según relataba ayer. «Antes estábamos en el Julio Verne (público), pero cuando nació mi hija me planteé el cambio porque me habían hablado de que en el Virgen de Guadalupe había experiencia con niños con síndrome de Down. Así que, motivada por esas referencias, cambié de colegio a todos mis hijos para que, el próximo curso, mi hija también vaya allí. ¿Qué voy a hacer ahora?», se preguntaba. «Esto es un acoso y derribo. Tengo la sensación de que está abocado al cierre al tener solo una vía, aunque confío en un cambio de postura y que desde la DGA se recapacite», dijo.