La mitad de las personas que votaron en mayo del 2011 al PP no lo volverían a hacer hoy. Este elevado porcentaje de fuga de votos --sin duda marcado por las consecuencias de la crisis económica y las medidas de los Gobiernos populares en Aragón y en España-- no significa que esos apoyos vayan a otros partidos, ya que la gran mayoría de esos votos irían a parar a la abstención (el 40%) o al voto en blanco (un 25%). Un 6% votaría al PSOE, y otro porcentaje idéntico lo haría a UPD.

A diferencia de lo que es tradicional, el electorado de centro-izquierda se mantiene más fiel al PSOE, que sería capaz de retener al 80% de las personas que hace tres años le brindaron su respaldo. Este alto porcentaje tiene su lógica al haber sufrido los socialistas un considerable descenso electoral que provocó que le votara su electorado más movilizado.

A diferencia de lo que ocurre con los ciudadanos que votaron al PP y no lo volverían a hacer, en el caso de los votantes socialistas arrepentidos la fuga de apoyos obtendría un claro beneficiado: sería Izquierda Unida, Uno de cada cuatro exvotantes socialistas depositarían la papeleta de IU en las urnas. Un 21% se abstendría y un 18% es partidario del voto en blanco. CHAR recibiría el 8% de los exvotantes socialistas.

BAJAS NOTAS

Todos los partidos tienen que hacer un examen certero de autocrítica a la hora de valorar los motivos y las causas por las que ninguna formación goza del aprobado en el grado de simpatía del elector. En un baremo de 0 a 10, todos suspenden, y lo hacen ampliamente. El partido que goza de más simpatía es IU, con una nota media de 3,27, muy lejos de la suficiencia. En porcentajes similares se mueve CHA (3,2) y PSOE (3,1). En el lado opuesto se sitúa el PAR, que con un 2,3 es el partido que goza menos simpatías del electorado. Tampoco el PP puede sentirse satisfecho, puesto que apenas goza de una nota de 2,47. Los porcentajes del grado de simpatía son casi idénticos a los obtenidos en el pasado sondeo, de abril.