El medio rural aragonés tiene un nuevo aliado. El sector de las energías renovables, en especial la eólica, se ha erigido en los últimos meses como la gran esperanza en la lucha contra la despoblación junto a la industria agroalimentaria. Proyectos como el de la compañía zaragozana Forestalia, que se presentó ayer de manera oficial en Azuara, se alzan en este contexto como una auténtica tabla de salvación para muchos municipios aragoneses.

La firma del empresario zaragozano Fernando Samper va a construir junto a tres socios estratégicos nueve parques eólicos de 300 megavatios (MW) de potencia en los términos de Azuara, Aguilón, Herrera de los Navarros, Almonacid de la Cuba y Fuendetodos, en las comarcas zaragozanas de Campo de Belchite, Daroca y Cariñena. Samper dijo ayer en la colocación simbólica de la primera piedra que la fase de construcción del proyecto -se prolongará durante casi dos años- generará «entre 1.000 y 1.300 empleos», mientras que los parques necesitarán a unos 65 trabajadores fijos para su posterior explotación. «En esta fase también se generarán puestos eventuales», apuntó Samper, que destacó que la mayoría de empleados procederán «de la zona». El presidente de Forestalia, que ha desarrollado casi toda su trayectoria empresarial en el Grupo Jorge (el gigante cárnico propiedad de su familia), dijo ayer que los parques estarán en funcionamiento «en septiembre u octubre del 2019».

GARANTÍA DE FUTURO / El desarrollo del sector eólico no se quedará aquí, ya que el grupo zaragozano -el gran triunfador de las tres subastas de energías renovables realizadas por el ministerio en el 2016 y el 2017- aún tiene 1.200 MW de potencia eólica por promover. Y todos, tal y como subrayó ayer Samper, se desarrollarán en Aragón.

En este sentido, el presidente del Ejecutivo autonómico, Javier Lambán, que viajó ayer a Azuara para participar en la puesta de largo del proyecto, destacó que la DGA está tramitando actualmente 141 proyectos eólicos con los que la comunidad pasará de 1.800 MW de potencia a más de 6.000. «Este sector, junto a la agroalimentación, va a ser fundamental en el combate contra la despoblación», aseveró Lambán, que destacó que la eólica «abre un futuro esperanzador con muchos empleos e inversión».

En esta misma línea se manifestó Samper, que recordó que muchas de estas comarcas «han estado perdiendo población durante décadas». «Confiamos en ayudar a revertir esta situación», dijo el presidente de Forestalia.

Como no podía ser de otra forma, el proyecto de la empresa zaragozana ha sido recibido con los brazos abiertos en las localidades agraciadas, muy golpeadas por la despoblación y la emigración en las últimas décadas. «Aquí no se queda casi ningún joven, la mayoría se van a Zaragoza», reconocía Jacinto Obón, un vecino de Azuara de 79 años que paseaba ayer por las calles del pueblo, en el que viven de forma permanente unas 240 personas. «Mis dos hijos trabajan en la capital y lo mismo hicieron casi todos los de su quinta», apuntaba. Ahora, espera que este vendaval eólico mejore la situación: «A peor ya no podemos ir, así que vamos a confiar».

En la comarca todos recuerdan el daño que provocó el cierre de la planta de cableado de Delphi, que en el año 2000 empleaba a más de mil personas. «Fue un golpe muy duro, el punto de inflexión de este territorio, que desde entonces no ha dejado de perder población», aseguraba Aniceto Villar, un ganadero de Belchite que ayer al mediodía pastoreaba a sus 500 ovejas a unos cinco kilómetros de su granja. «Si no hay trabajo quién se va a quedar aquí», se preguntaba.

¿LA LUZ SERÁ GRATIS? / Por eso, el alcalde de Azuara, Joaquín Alconchel, estaba ayer exultante. El primer edil subrayó que el proyecto va a ser un «auténtico revulsivo» para la zona y estimó que va a generar en torno a 1,4 millones de euros de ingresos en materia de impuestos. «Si nuestros pueblos tienen vida saldremos adelante», incidió Alconchel, al que un vecino le preguntó que si la instalación de estos parques iba a provocar la gratuidad en el recibo de la luz de sus habitantes. «A lo mejor es más barata, todo se hablará Miguel», le respondió.

Además de la eólica, la energía fotovoltaica va a ser otro motor del medio rural aragonés, ya que la DGA está tramitando actualmente 35 proyectos con los que se podría pasar de 170 MW a 1.500 (de ellos, Forestalia desarrollará unos 300).

A pesar de la apuesta de la DGA por las renovables, Lambán quiso dejar claro que a día de hoy aún hay energías que son «imprescindibles», en clara referencia al carbón. Samper también consideró que el lignito «puede pasar a ser estratégico en otras cosas».