¿Qué pasaría si el próximo árbol que se desploma en Zaragoza, por el viento o lo que sea, se da en un parque que mantiene y conserva Umbela en la ciudad (en la margen izquierda del Ebro)? El argumento del inventario sin actualizar ¿serviría también? Todo lo que tiene que ver con FCC acaba derivando en sus incumplimientos del contrato y, cómo no, lo bueno que sería, según ZeC, la municipalización del servicio. Solo de este contrato. Y ayer no fue una excepción, en un momento en el que nueve árboles se han venido abajo, todo se arregla con un listado de ejemplares.

«Planteamos que la gestión directa supone un ahorro de tres millones de euros», se afanaba el alcalde Pedro Santisteve a apostillar ayer pese a considerar que este desplome con viento es «impredecible». Cubero fue más explícito. El responsable de Servicios Públicos habla abiertamente de los «suculentos beneficios» que persigue FCC a costa de «engañar a los zaragozanos».

Pero hay que retroceder a junio del 2014 para entender que ante accidentes como estos, todo el gasto necesario en su conservación tiene un porqué. Entonces un hombre moría en El Retiro por la caída de una rama. Y era la alcaldesa Ana Botella la que tenía que gestionar esa crisis que llevó a todos los ayuntamientos a tomarse en serio el refuerzo de partidas a veces limitadas.