"Eslovenia aprovechó bastante mal las ayudas económicas que recibió por entrar en la Unión Europea". Nina, en cambio, sí supo aprovechar su oportunidad y aterrizó en Zaragoza en el momento justo, en una de las últimas naves del optimismo ciego y el derroche marca España. Mientras los bancos eslovenos concedían créditos sin talento, ella, licenciada en Derecho, vivía la fiesta de la Expo y se abría camino en un país de cuyas gentes comprobó que, "si eres extranjera, no son tan abiertas de primeras como todo el mundo piensa".

Integrada perfectamente en la vida zaragozana, y después de haber trabajado en varias academias, se lanzó a crear su propio centro de idiomas (inglés y alemán). Las oportunidades hay que salir a buscarlas y Nina cruza Zaragoza todos los días de norte a sur para alimentar la suya. Que no se diga.

"En el momento de la entrada en la UE hubo polémica por miedo a que nuestro sector agrario se viera afectado y por si no resultábamos competitivos. Solo somos dos millones de personas", recuerda. La suicida gestión crediticia de los bancos eslovenos se intentó resolver con la creación de un banco malo ¿Suena, no? Eslovenia se ha resistido al rescate de la Troika y la primera ministra Bratusek ha iniciado una gira por Europa buscando inversores para hacer realidad su plan de privatizaciones y recorte de gastos. Una segunda oportunidad.