No viven en un país en guerra, sino en Aragón. Pero los niños de 11 años, cuando han acabado Educación Primaria, han visto 8.000 asesinatos y anualmente han presenciado a través de la televisión una media de 2.000 actos violentos más. Y es que los menores aragoneses ven una media diaria de dos horas y media de televisión. Además, el 96% de los niños y adolescentes sigue delante de la televisión pasadas las diez de la noche. Por si no fuera suficiente, el 82% de la población joven dispone de teléfono móvil y el uso de los videojuegos y de internet es cada vez mayor. En cualquier caso, la televisión sigue siendo la principal adicción entre los menores españoles, aunque la venta de videojuegos ha crecido un 50% en el último año.

Ante estos datos, las autoridades sanitarias y educativas de Aragón han optado por tomar cartas en el asunto para evitar que un abuso o un mal uso puedan acarrear una distorsión de la realidad y desencadenar problemas sociales e incluso ciertas patologías.

"Se trata de adelantarse para evitar en el futuro adicciones graves a las pantallas, algo que ya se está dando en países con mayor implantación de las tecnologías de la información y del conocimiento, como ocurre en Estados Unidos o Alemania", aseguró ayer el director general de Salud Pública, Luis Gómez. En España apenas existen investigaciones al respecto, pero los referentes internacionales apuntan a que un exceso de la presencia de violencia puede generar actitudes agresivas.

FORO DE DEBATE Para conocer si el uso de estas tecnologías es positivo o no para la salud y hábitos de los menores aragoneses, las consejerías de Salud y de Educación van a diagnosticar estas prácticas en un encuentro con 115 educadores, padres y personal sanitario que tendrá lugar los días 23 y 24 de enero, y que se ha llamado Pantallas sanas . Los resultados permitirán poner en práctica nuevas iniciativas que faciliten un uso saludable de las tecnologías.

En este sentido, Gómez abogó por potenciar ente los menores actitudes críticas y activas ante el aluvión de información que reciben. "Hay que ayudarles a conseguir una mirada crítica de lo que están viendo y a diferenciar qué es un juego y qué es realidad, así como a identificar aquellos aspectos que en estos medios se presentan como saludables, pero no lo son", en relación, por ejemplo, a la anorexia.

El consejero de Salud, Alberto Larraz, instó a ayudar a los menores a manejarlos correctamente porque de lo contrario "pueden producir dificultades de adaptación en las relaciones personales". No obstante, insistió en que no sólo influyen las tecnologías de la información, sino también la familia y la escuela. En este sentido, criticó ciertas prácticas, como las de la telecanguro, o el que un niño consuma incluso hasta el equivalante a 23 días de curso escolar viendo sus programas favoritos.

También el viceconsejero de Educación, Juan José Vázquez, recordó que este tipo de pantallas en ocasiones pueden "crear problemas de adicción y pueden contribuir a frivolizar y banalizar el uso del mundo". De ahí que abogara por prevenir su mal uso y disponer de nuevas formas de educar en hábitos sanos y enseñar a que estas herramientas sirvan para la vida. En cualquier caso, Vázquez insistió en que no se puede caer en "satanizar" las pantallas. "Son herramientas y no son buenas ni malas. Hay que saber usarlas".