Por segundo día consecutivo, los accesos al Pirineo aragonés volvieron a colapsarse. Hasta quince kilómetros de retenciones de vehículos se registraron en la N-330 para subir a Astún y Candanchú entre las 09.10 y las 11.25 horas, según informó Tráfico.

No obstante, muchos de los esquiadores optaron por madrugar un poco más para evitar las caravanas originadas el domingo y aprovechar el buen día. Estos facilitaron al resto que la circulación fuese algo más fluida que el día anterior.

"La verdad es que no he encontrado ningún problema para llegar a Formigal desde Zaragoza. Pero el verdadero colapso estaba allí. El acceso al Anayet estaba completamente bloqueado, en el teleférico había colas de espera de hasta hora y media y en Sarrios la carretera estaba bloqueada medio kilómetro antes porque los coches habían aparcado en la carretera", relataba a este diario un enfurecido esquiador.

"Al final, he aparcado a más de medio kilómetro de distancia de las pistas. Después de andar ese largo tramo me he encontrado con una cola de espera tan larga que sólo me ha permitido descender tres veces las pistas, de 11 a 15.00 horas. Es indignante que pague un forfait de 28 euros para esto", añadía.

CONSECUENCIAS EN EL TURISMO La saturación sufrida en todas las infraestructuras y servicios del Pirineo durante este primer gran puente festivo del año comienzan, sin embargo, a hacer mella. "Nosotros somos de Vitoria y hemos alquilado un apartamento en Formigal para las vacaciones de Navidad. Pero otra vez nos lo pensaremos, porque Francia lo tenemos a dos horas de nuestra casa y los servicios que ahí se prestan no se pueden ni comparar", comentaba una pareja de jóvenes vascos a pie de pista.

La sensación que se respiraba ayer en Formigal no era muy buena. "Las colas en los restaurantes son impresionantes, y no digamos nada del mal asfaltado de las carreteras. Las condiciones son bastante deprimentes y habría que mejorarlas", se quejaba ayer otro usuario de Formigal.

Los amantes del esquí mantienen el ansia por la nieve y las ganas de esquiar, ya que el tiempo no ha acompañado en esta vacaciones blancas. A los aragoneses que poseen una segunda residencia en el Pirineo aragonés se suman los miles de turistas que llenan el cien por cien de las plazas hoteleras pirenaicas. Todo ellos han visto mermadas sus posibilidades de acceso a las pistas debido a las inclemencias climáticas que persistieron hasta el sábado, y que obligaron al cierre de las estaciones. Por ello, en cuanto el tiempo ha mejorado, todos se han lanzado en busca de estas instalaciones de recreo invernal.

"El domingo no pudimos ni salir de Jaca, pero hoy hemos aparcado en la frontera con Astún en media hora. Había tal cantidad de gente arriba que hemos optado por bajar pronto para que no nos cogiera un atasco", señalaba una zaragozana que está pasando sus vacaciones en Jaca. Por su parte, la estaciones turolenses de Javalambre y Valdelinares, a pesar de registrar un lleno completo, no registró retenciones.