Juan Vicente Férriz confiesa sentirse estupefacto por lo que se está viviendo estos días en Cataluña. Este catalán de nacimiento vive ahora en Teruel, después de que la compañía de transporte de la que es gerente, Mesquitrans, decidiese poner tierra de por medio el 31 de diciembre del 2017 (apenas tres meses después de la celebración del referéndum de independencia) y trasladar su sede social y física a la capital turolense. «Decidimos dejar Cataluña y estamos encantados, ójala lo hubiéramos hecho antes», señala Férriz mientras lamenta la situación que sus trabajadores están padeciendo estos días.

«En estos momentos tengo colgada al 35% de la plantilla porque están atascados en las carreteras por todo este lío», dice Férriz, que ayer a las tres de la tarde tenía a una buena parte de su flota de camiones «paralizada en la frontera» y a otra «atascada en la AP-7», que se encontraba cortada por las protestas de los independentistas. «No nos dejan movernos», resume Férriz para describir la situación que se vivió ayer.

La compañía, dedicada al transporte internacional en un 90%, optó por dejar Massanes (Gerona) por el conflicto político desatado en Cataluña, aunque ello no le ha librado de sus consecuencias durante estos días, en los que ha perdido alrededor de 100.000 euros por entregas no realizadas y tiempos de espera. «Cobro por trayecto y entrega, si no no cobro», apunta disgustado Férriz.

Negocios cerrados

En un día como el de ayer Mesquitrans sufrió, no solo las consecuencias de los cortes de carretera sino también el cierre de hasta el 70% de los negocios de sus clientes que prefirieron no abrir. En cuanto al resto, en la mayoría de los casos «no podemos llegar hasta ellos», reconoce Férriz. «Yo pensaba que tenía derecho a circular libremente y por eso hemos decidido operar hoy, pero la situación es dantesca, no sé dónde va a acabar esto», criticaba el gerente de la compañía mientras se preguntaba: ¿Qué ocurriría si los transportistas cortamos la AP-7 cuando nos plazca? ¿Qué pensaría de nosotros la gente?», se pregunta.

La situación vivida ayer en Mesquitrans, que tiene 90 empleados en plantilla, es similar a las que sufrieron otras muchas empresas de transporte de Aragón. La duda ahora es saber qué pasará en los próximos días. Juan Vicente Férriz, que dice sentirse «desprotegido», no sabe todavía qué hará el lunes. «Me estoy planteando enviar los camiones a la frontera por Irún, pero eso supone dar mucha vuelta, aunque no sé cuál es la alternativa. No sé qué hacer», lamenta.