El hostelero José María Sahún invirtió hace dos años en un negocio de hostelería en Épila, el hotel y restaurante Carrasco, con la vista puesta en la apertura de la plataforma alimentaria BonÀrea. Y, ahora mismo, los trabajadores que explanan los terrenos del futuro matadero industrial son sus principales clientes. «He vivido intensamente el proceso de elección de Épila como sede del centro alimentario y también el comienzo de las obras», explica el hostelero, que subraya que lo que está en marcha «no es solo un complejo alimentario». Sahún explica que BonÀrea llegará a la zona con la «última tecnología» aplicada a la elaboración de alimentos cárnicos, desde maquinaria para el corte hasta sistemas de empaquetado y distribución. El responsable del hotel restaurante ha visto también cómo el mercado inmobiliario se empieza a mover en Épila y su entorno, «con una subida de los precios de alquiler» y «un interés creciente por la rehabilitación de viviendas». De hecho, sostiene, muchos epilenses que poseen casas estudian la posibilidad de realizar reformas para ponerlas en valor. En realidad, apunta, «todo el mundo en Épila se está ajustando para lo que viene». Claro que la ciudad y su entorno, la comarca de Valdejalón, no están solos. Sus habitantes saben que lo que Sahún denomina «el tirón de Zaragoza» atenuará el impacto del macromatadero y hará que todo el proceso sea más llevadero. Por otro lado, dice el hostelero, Épila no es nueva en el mundo de la agroalimentación. «Aquí hay mumerosas granjas y explotaciones agrarias e incluso grupos industriales del sector», afirma.