La política cultural de Zaragoza en Común (ZeC) se ha podido vislumbrar en los últimos cuatro años y así se refleja en su programa electoral, en la que es una apuesta clara por la descentralización de la oferta llegando a todos los barrios de la ciudad y alejándose del modelo de grandes eventos o la atracción de toda la demanda en el centro de la ciudad. Empezando por el modelo de fiestas del Pilar, que deja fuera macrorecintos como el del Párking Norte de la Expo, en el Actur, y propone sustituirlo por espacios de encuentro peñistas y vecinales en cada distrito. Facilitar el acceso a la programación cultural y reforzar esa idea con medidas dirigidas a llegar a todos los públicos e incluso combatir la exclusión a la que puedan verse sometidas las familias en situación de vulnerabilidad. La cultura como herramienta de cohesión social y alejada de los macroeventos que, en su opinión, supone una visión mercantilista de la misma y deja fuera a los que menos recursos tienen.

Su modelo es el de una ciudad «creativa y colaborativa», que entienda la cultura como elemento de desarrollo personal y comunitario, un derecho que conlleva transformación y cohesión, y que debe emanar de la participación colectiva en su diseño. El impulso a órganos como el Consejo de la Cultura, donde todas las partes se vean representadas, y el fomento de la programación local o comunitaria, así como el apoyo a que sus creadores, artistas y gestores puedan formar parte de la actividad en los espacios públicos se incluyen en su programa.

ZeC también propone un pacto a cuatro años por la cultura con todos los partidos y agentes sociales de Zaragoza, un Plan Cultural de la Década, y una intervención más decidida en la eliminación de barreras arquitectónicas de espacios públicos. Y también colaborar en coproducciones con otros países.