Roque Oriol, el viudo de Ana María Suárez, la zaragozana fallecida en el atentado de Cambrils, no tiene previsto acudir mañana al acto de homenaje oficial convocado en la localidad. Fundamentalmente porque «no me ha invitado nadie», explicaba ayer por la mañana, sin haber tenido noticia siquiera de que se fuera a producir, a diferencia de los de Barcelona.

Además, explicaba, está pasando las fiestas de San Roque en su pueblo, Morata, y anda algo delicado de las piernas, «y estos días de la cabeza», porque el aniversario siempre es mala fecha para el dolor. «Siempre se está mal, y como encima no me encuentro bien de salud...», explicaba.

Oriol hablaba sin acritud, y tampoco quería polemizar demasiado con la división abierta entre las víctimas o con los políticos catalanes. «Ya he oído lo que está pasando con lo de Barcelona. Se me hace raro, la verdad, pero a nosotros siempre nos han tratado bien todos», afirmaba.

En particular se mostraba agradecido al cariño de la alcaldesa de Cambrils, Camí Mendoza, con la que habló hace poco tiempo. «Me llamó para ver qué tal estaba, hablamos de vez en cuando», exponía. También ha tenido tiempo para pasar unos días en Cambrils, como hacía con su mujer y como seguirá haciendo, sin dejar que la tragedia cambie sus costumbres.

Pasados estos días, lo que espera es que llegue «el juicio a los terroristas», causa en la que está personado, «ahora que ya los han procesado». Si la salud lo permite, quiere asistir a las sesiones del juicio, aparte de las que tendrá como testigo y afectado. Pero por el momento, no tiene noticias de que haya una fecha fijada, ni aproximada, para su celebración.