No hay como una huelga en el servicio para que empiecen a aflorar algunas de las debilidades de la línea Valdespartera-Parque Goya. Una de ellas, la que explicaban Félix García y Lorena García, de 19 y 20 años, respectivamente, ambos estudiantes del Centro Politécnico Superior (CPS) al que tenían que llegar subiéndose al tranvía en la parada de Goya. «No hay alternativas para poder ir hasta allí: o esperamos en la parada o cogemos el autobús que nos deja a la altura de Grancasa o cogemos un taxi hasta allí y nos dejamos un dineral», exponían. Su caso es el de muchos que consiste en que, a la mínima que algo pase en la línea del tranvía, les afecta y mucho. En tiempo de recorrido o en dinero, para atender sus obligaciones.

Ayer miraban con resignación el panel luminoso de los tiempos, les aguardaban aún «+30 minutos». Así, tal cual aparecía en el texto. Menos mal que, en su caso, iban «a entregar un trabajo» y no a clase, de manera que solo les retrasaba la llegada al campus de Ingenieros, en el Actur, pero no había una hora exacta a la que tener que estar allí para no perderse la lección del día.