La directora de Relaciones Laborales de la CEOE, la aragonesa Rosa Santos, lleva una agitada agenda de trabajo a cuenta del registro horario, que ha levantado ampollas en el mundo empresarial por las lagunas legales y la forma en cómo se ha legislado. Esta semana ha participado en una reunión del consejo general de la Inspección de Trabajo, donde se discutió sobre el criterio técnico que se aplicará para velar por su cumplimiento, y ha intervenido en una jornada informativa sobre el tema organizada en Zaragoza por la firma de abogados Cuatrecasas.

-¿Era necesaria la norma?

-La iniciativa surge por una sentencia del Tribunal Supremo, que venía a plantear que era necesario incorporar el registro horario a la ley. De hecho, ya había una iniciativa en el Congreso en este sentido que se vio truncada por la convocatoria de elecciones.

-Pero la patronal no está de acuerdo en cómo se ha gestado.

-Es una norma que hubiera requerido mayor debate, haber sido tratada con todos los interlocutores sociales y haber pasado por el Consejo de Estado y el Consejo Económico y Social como un proyecto de ley normal. De esa manera se habría aminorado la inseguridad jurídica que en el corto plazo ha generado.

-¿Qué echa en falta?

-La norma lo que hace es exigir el registro de inicio y finalización de la jornada laboral, pero deja buena parte de la regulación a una negociación entre las partes. Esa perspectiva nos parece interesante porque permite una mayor capacidad de adaptación a la realidad de cada empresa o sector. Ahora bien, hay una serie de cuestiones que hubiera convenido aclarar.

-¿La guía del ministerio no ha resuelto esas dudas?

-La guía trae causa en una serie de consultas que transmitimos desde CEOE por las dudas y problemas concretos que se han generado. Alguna de esas situaciones se han abordado, pero otras no. Y lo más preocupante a nuestro entender es que el criterio técnico de la Inspección de Trabajo tampoco parece que vaya aclarar algunas cosas, según el borrador que hemos conocido.

-¿Qué lagunas percibe?

-Los problemas afectan a cuestiones como la compatibilidad del registro con las fórmulas de flexibilidad de la jornada o conciliación o la situación de los asalariados que son cargos intermedios o de confianza. Otra clave es cómo se contabiliza el tiempo efectivo de trabajo, teniendo en cuenta esas pausas que por la confianza entre las partes no se contabilizaban. Tampoco se aclara la situación de los comerciales, los supuestos de teletrabajo o los desplazamientos fuera de la ciudad. Y otro tema importante es cómo se compatibiliza con la normativa de protección de datos.

-Entonces, ¿cómo se registra la jornada de los comerciales o el trabajo fuera de la empresa?

-En CEOE lo desconocemos, pese a que hemos pedido explícitamente se fije un criterio técnico para estos casos. La norma se ha hecho con tanta prisa que hay muchas casuísticas sin aclarar. Habrá que estar pendientes de la jurisprudencia, pero también se pueden abordar estos temas en la negociación colectiva.

-¿Se está cumpliendo la norma?

-Sí. Puede dar la sensación de lo contrario, pero no es así. Lo que las empresas están haciendo en su gran mayoría es abrir un proceso de negociación con la representación de los trabajadores. Articular los sistemas que resuelvan toda la casuística lleva tiempo. Por eso hemos apelado a la labor más pedagógica de la Inspección y hay un compromiso explícito del ministerio de que en los tres primeros meses se va a animar a la negociación. En las empresas no hay ánimo de no de cumplir, pero se ha generado un caos.

-¿Qué aconseja a las empresas?

-Que se citen con la representación de los trabajadores y, donde no hay, que se establezca un mecanismo de interlocución con la plantilla para acordar cómo se registra y documenta el horario, cómo hacer las pausas y cuáles quedan fuera de horario efectivo de trabajo, entre otras cosas.