El PSOE municipal lo dejó claro. A partir de ahora, el alcalde Belloch instará los acuerdos institucionales necesarios hasta mayo próximo y el candidato Pérez Anadón se ocupará de las propuestas. En el Ayuntamiento de Zaragoza no hay bicefalia, sino reparto de papeles. Así se puso de manifiesto en un prolijo debate sobre el estado de la ciudad en el que el primer edil puso el aroma del fin de ciclo con su defensa de los logros de una década y el aspirante a sucederle proyectó la herencia recibida como palanca para construir un proyecto pensando en el ciudadano.

No es de extrañar que el líder de la oposición, el popular Eloy Suárez, también mirara al futuro por encima de otras consideraciones. Al eludir el cuerpo a cuerpo con Belloch, evidenció que el PP ya identifica en el candidato el rival a batir. Los otros dos grupos representados en la casa consistorial, CHA e IU, también hicieron guiños ante el incierto ciclo que se abrirá en 2015. De modo que más que un debate sobre la gestión del año en curso, la sesión sobre el estado de la ciudad tuvo un tinte electoral y poco evaluador.

Al margen de la batería de propuestas para el 2015, entre las que destaca la nueva política de vivienda social defendida por Anadón, no debería caer en saco roto el doble llamamiento del alcalde para pactar la reclamación de una financiación municipal justa al calor de la ley de capitalidad y para aprobar unos presupuestos que permitan que el año que viene se haga política desde la casa consistorial y no solo se administren los servicios. Señaló Belloch, como idea fuerza de un discurso con aroma de despedida, que desde el 2003 a esta parte "Zaragoza está mejor, pero los zaragozanos no tanto". La modernización era necesaria, pero la economía manda y el papel capital del consistorio hoy es paliar las consecuencias de la crisis, con planes de apoyo que eviten desahucios, exclusión y pobreza, que animen la actividad empresarial y que posibiliten una ciudad más próspera y equitativa. Y para lograrlo se necesitan dinero y acuerdo.

Ni hay brotes verdes ni raíces vigorosas que permitan atisbar una salida mágica a la crisis, así que además de promesas para después de mayo se necesitan realidades y acuerdos.