-Afronta su tercer curso escolar como consejera de Educación. ¿Ha hecho más cosas de las previstas o menos?

-Cuando entramos teníamos muchos retos y grandes desafíos. Los cuatro años anteriores habían sido devastadores para los servicios públicos, especialmente para la educación y principalmente para la escuela pública. Lo fue en todos los ámbitos, con un paisaje yermo en infraestructuras, menos docentes, escolares expulsados del sistema, ratios... Había mucho trabajo por delante y una intensa hoja de ruta desde el primer minuto. Y es de agradecer el esfuerzo de mi equipo, sin el que sería imposible alcanzar los objetivos, así como el del conjunto de la comunidad educativa, que ha sido consciente del esfuerzo del Gobierno en recuperar el terreno perdido en educación y que ha sabido aguantar bien a pesar de los sobresaltos. Estamos satisfechos por todos los logros conseguidos pero tenemos nuevos retos.

-¿Le ha fallado mucha gente durante este periodo?

-Francamente no. Entiendo las aspiraciones, denuncias o exigencias que se puedan hacer. Durante cuatro años se negó incluso el diálogo y ahora se dispone de un espacio donde plasmar las dificultades. Ha tenido que llegar un cambio de Gobierno para ello, pero es normal que la gente quiera que las cosas se hagan rápido, pero es que en la Administración los procesos son excesivamente largos. El sistema es más lento de lo que nos gustaría.

-¿Y cree que usted le ha fallado a alguien?

-No lo sé. Nuestro contrato con los ciudadanos es el programa electoral y el hecho de que en dos años de gobierno hayamos cubierto más del 80% de los compromisos y de recortes realizados por el PP, supone el mayor aval para un político. Cuando tomas decisiones seguro que te dejas a gente por el camino, pero hemos tratado de explicarlas con argumentos y ser honestos.

-Desde su acceso al cargo convirtió a Aragón en adalid de la lucha contra la LOMCE. ¿Cree que su derogación todavía es viable o cada vez es más difícil?

-No es inviable. Cuando le decía que todavía tenemos grandes desafíos por delante incluyo entre ellos minimizar los efectos de la LOMCE tan devastadores para el sistema educativo español. No podemos derogarla porque se necesita otra ley nueva, pero siempre he dicho que con la misma ley puedes hacer una política distinta, y vamos tomando decisiones en este sentido. La LOMCE se llevó al límite, pero nosotros hemos ido sorteándola para minimizar sus efectos. Se han incorporado programas de diversificación curricular en 4º de ESO y en las comunidadades no gobernadas por el PP se acordó acabar con las reválidas o no alterar la prueba de acceso a la universidad. Además, se han incorporado al currículo áreas que la LOMCE pretendía eliminar, pero queda mucho camino por delante. El PSOE va a presentar tres proposiciones que tienen que ver con la participación educativa, el papel de los consejos escolares o la eliminación de elementos segregadores de la LOMCE por sexo, capacidad intelectual o concepción religiosa. Hemos abanderado esa minimización de la ley pero aún quedan muchos retos por delante.

-En algunas cuestiones apenas ha habido variación en un año, como el litigio con la Religión. Estamos justo igual que a las puertas del curso pasado.

-La batalla judicial está todavía pendiente de resolverse. El tribunal nos dio la razón en el caso de la reducción de la carga lectiva de la asignatura a 45 minutos semanales, pero luego vino otra sentencia que admitía la suspensión cautelar. Respeto las decisiones judiciales y soy firme defensora del Estado de derecho y nosotros cumplimos las sentencias aunque no las compartamos. No sabemos en qué quedará todo esto. El día 10 pedimos que el mes de agosto se declarara hábil para la Justicia, pero no fue hasta el 28 cuando se resolvió que se aprobaba nuestra petición. Estamos mirando a ver cómo podemos resolverlo y a la espera de la respuesta del tribunal, pero cuando intercede la Justicia algo falla. Admito que eso es lo que más me puede pesar, pero está claro que cumplimos lo que plantea la ley y hacemos lo que se está haciendo en otras comunidades o en Ceuta y Melilla, donde las competencias son del ministerio.

-O sea, que no tira la toalla en que la carga lectiva de Religión se reduzca el próximo curso. ¿Por eso todavía no se han enviado las instrucciones a los centros sobre este asunto?

-No tiramos la toalla. De hecho, hemos recurrido porque creemos que nos avala la razón y el sentido común. Estamos esperando que se resuelva y creemos que será en los próximos días.

-También se ha judicializado el conflicto con la concertada. ¿Otra espina clavada?

-Todos tenemos derecho a la defensa y son los tribunales los que deben interpretar cada posición. Nosotros tomamos una decisión ante un descenso de natalidad porque entendíamos que se debía reordenar el sistema educativo. Compartimos esa decisión con la comunidad educativa y también con la concertada pero todo saltó por los aires cuando se interpretó que todo obedecía a una petición que se nos hizo y demás. Me hubiese gustado que se entendiera que esa bajada de natalidad debía verse reflejada en ambas redes y que la prioridad de este Gobierno es la escuela pública.

-¿Le da pena?

-Soy responsable política y asumo las consecuencias de mis decisiones y creo que aquella se adoptó ajustándonos a las necesidades y a la realidad del sistema.

-¿Cree que todo esto pone el pacto en peligro?

-Comparto todas las medidas incluidas en el pacto, que está a la espera de ser abordado en las Cortes. Sería necesaria una estabilidad legislativa que diera seguridad a la comunidad educativa. ¿Hay cuestiones ideológicas que pueden impedir un pacto? Creo que sí, pero quizá podemos buscar líneas de acuerdos más relacionadas con la inversión, formación u otras cuestiones técnicas, y aquello ideológico que pueda impedir el pacto dejarlo a un lado.

-¿Sería un fracaso personal no lograrlo?

-No. Yo podía haber hecho un documento y mandarlo a las Cortes, pero entendía que lo lógico era que la comunidad edudativa reflexionara sobre el modelo que queremos. Cumplí ese compromiso y muchas cosas ya las estamos haciendo. Y me comprometo a que, si no se alcanza el pacto, no esperaré a ver qué pasa en las Cortes, sino que vamos a ir incorporando medidas incluidas en ese documento que fue aprobado prácticamente por unanimidad salvo tres excepciones.

-Le quedan dos años para rescatar la gratuidad de los libros de texto, tal y como se comprometió cuando tomó posesión.

-Cuando entramos debíamos establecer prioridades. Duplicamos las ayudas para descargar económicamente a las familias, pero, paralelamente, hemos ido trabajando. Reconozco la grandísima labor de las asociaciones de padres que tomaron la iniciativa de emprender bancos de libros y estamos haciendo un censo de los que hay, así como de las diversas iniciativas de otras AMPA. Además, queremos hablar con los libreros para ver cómo se puede acometer ese sistema de préstamos de manera sostenible. Se trata de minimizar la carga económica y ayudar a educar a los hijos en que el material debe ser respetado porque, además, luego va a ser usado por otros compañeros.

-¿Entiende que las familias del sur de Zaragoza acojan con recelo la promesa de que los colegios Arcosur o Valdespartera 3 estarán listos en enero?

-Entiendo su reivindicación y que quieran que, una vez adquirido el compromiso, sus colegios estén cuanto antes. Siempre aspiras a que la gente agradezca el esfuerzo que se está haciendo, pero lo que quieren es que se resuelvan sus problemas y nosotros debemos estar a la altura. Cuando llevas mucho tiempo anhelando algo, las palabras deben venir acompañadas de acciones, pero es que la pasada legislatura no tenían siquiera oportunidad para trasladar sus peticiones. Hemos iniciado un camino que no tiene marcha atrás y de ahí un plan de infraestructuras a tres años para que no esté en función de cualquier gobierno. Son necesarias las infraestructuras, pero estamos levantando colegios en diez meses. Dijimos que estos centros se acabarían en diciembre y espero que sea así.

-¿Mantiene su compromiso de acabar con las aulas prefabricadas esta legislatura? Este curso habrá más que el pasado...

-Siempre las he llamado aulas prefabricadas, mientras que algunos las llamaban modulares cuando gobernaban y ahora barracones. Sigo diciendo que son una solución temporal, si bien es verdad que las hay que se han alargado en el tiempo, como es el caso de Cuarte. Pero mi compromiso fue que esta legislatura se eliminarían las prefabricadas y trabajaré con intensidad para cumplirlo porque es bueno para la calidad de la educación, que pasa por unas infraestructuras dignas. Ha habido problemas con empresas, lo que me ha quitado mucho el sueño porque hablamos de grandes constructoras que se presentan y ganan obras en Aragón en perjuicio de otras aragonesas que sí que cumplen. Les avala la ley de contratos, pero nos han provocado muchas situaciones desagradables.

-Zaragoza acogerá por primera vez la convivencia de aulas ordinarias con otras de Educación Especial en un mismo centro. ¿Se han topado con problemas para aplicar este modelo?

-Se trata de combinar un nuevo modelo para Educación Especial que consideramos muy interesante. Ha habido dificultades a la hora de organizar los espacios, pero creo que puede ser algo muy positivo. Al igual que aprovechar espacios cuando dejan de ser demandados en una etapa y son necesarios en otra. De ahí los centros integrados. La inversión pública debe respetarse y ponerla al servicio de la sociedad.

¿Están funcionando bien las aulas para niños de 2 años?

-Sí. Y son muy bien valoradas por las familias y los propios centros.Tras la primera experiencia piloto en tres colegios, hemos ampliado esta disposición en otros cinco y, por ejemplo, es la primera vez que el colegio Pierres Vedel de Teruel barema cuando siempre habían sobrado muchas plazas. Ha sido un elemento atractivo que sirve de revulsivo.

-¿Por qué en Aragón hay más repetidores en Primaria que en el resto del país?

-Es un debate sobre el sistema. Toda política educativa debe ser evaluada y deberíamos valorar si las repeticiones son positivas para el alumno o realmente suponen un coste para el sistema sin conseguir un mejor rendimiento. Si resuelve los problemas o los crea. No estoy diciendo que esté en contra de la repetición, sino que hay que evaluar esto y valorarlo.

-En estos tres cursos se han salvado del cierre más de 60 escuelas rurales. ¿Satisfecha?

-Detrás de los números hay familias, a las que obligas a marcharse en muchos casos si cierras las escuela. La rural es, además, líder en innovación y teníamos claro que queríamos garantizar su viabilidad. Por eso bajamos la ratio mínima a cuatro alumnos y es una satisfacción contribuir al desarrollo y a la esperanza.