El estadio de La Romareda se construirá de nuevo desde cero, pero no se moverá de su actual ubicación. Tras el acuerdo político alcanzado entre los socios de coalición del Ayuntamiento de Zaragoza, PSOE y CHA, mañana jueves se hará público un primer proyecto que detalla cómo será el futuro campo y le da la vuelta a las seis hectáreas que ocupa su parcela; entre el auditorio, el Miguel Servet y las calles Ibarra y Jerusalen se construirá un gran espacio público dedicado al ocio ciudadano, jalonado por edificios de servicios que ayudarán a financiar el estadio y la reconversión de la zona. El 2007 podría ser la fecha de inauguración.

El estudio de arquitectura Cano Lasso recibió el pasado mes de abril el encargo de evaluar las posibilidades técnicas y urbanísticas de mantener el estadio donde está, bien remodelándolo o bien construyendo uno nuevo sobre el actual. El lunes, los arquitectos presentaron sus conclusiones al alcalde, el socialista Juan Alberto Belloch, y al teniente de alcalde de Urbanismo, Antonio Gaspar (CHA), y apuntaron a la reconstrucción total, por fases, como la mejor opción.

Según el estudio, la reforma no es viable porque la vieja Romareda no soportaría el aumento de plazas que se baraja --de las 32.400 actuales se pasará a unas 40.000-- ni otros servicios necesarios, como los anillos de acceso a dos niveles para que vehículos y autocares entren directamente en el campo.

El nuevo estadio que plantea Cano Lasso supone la construcción en dos fases durante dos años, de manera que convivan la mitad de las viejas gradas con la construcción de las nuevas y se garantice el funcionamiento del campo durante toda la temporada liguera. Este sistema de plazos se ha utilizado en otras ciudades, por ejemplo en Málaga, con el estadio de La Rosaleda

En principio, el proyecto propone desplazar el terreno de juego unos pocos metros en dirección al hospital Miguel Servet, aunque será el proyecto definitivo el que marque las dimensiones y la colocación final de las instalaciones; la orientación del estadio debe ser, sin embargo, la misma por cuestiones normativas de la FIFA.

El futuro campo de fútbol recoge también las condiciones impuestas por el alcalde Belloch: en el estadio se integrará una zona de comercios y locales de ocio que garantice el uso continuado del edificio deportivo; su explotación ayudará también a financiar la obra.

El nuevo estadio se abrirá a un gran espacio publico que debe convertirse en el centro del barrio de Romareda; la gran superficie de Eduardo Ibarra, convertida ahora en aparcamiento espontáneo, pasará a ser dominio peatonal y los coches encontrarán su lugar en un amplio estacionamiento subterráneo, que dará servicio también al vecino hospital Miguel Servet.

El Gobierno municipal considera que el nuevo espacio urbano de La Romareda, con el estadio incluido, podría estar concluido en el 2007, pero no apunta esta fecha como objetivo porque el trámite burocrático pendiente es largo. Construir el campo donde ahora está no supone un cambio de Plan general, pero éste sí será necesario para incluir en la parcela otros usos previstos, como los comerciales, hoteleros, de aparcamientos y de oficinas.

Por mucho impulso político que reciba la operación, el papeleo tienen sus plazos, y son largos.

Está además por resolver la financiación del estadio y de la reordenación urbanística, un punto fundamental para la viabilidad del plan.