La receta del PSOE aragonés para la transición ecológica pasa por implementar una estrategia aragonesa contra el cambio climático, garantizar la aplicación de la normativa europea para mejorar la calidad del aire en toda la comunidad y, en suma, «incorporar la variable ambiental a todas las políticas». También apuestan por preservar la biodiversidad aumentando la inversión en espacios naturales protegidos, sobre todo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Los socialista comprometen «las inversiones necesarias» para garantizar el futuro de las cuencas mineras, además de continuar impulsando los parques eólicos y fotovoltaicos. También prometen un nuevo Plan de Saneamiento y Depuración de Aguas, tras la polémica surgida por el actual, sin que se haya llegado a reformar el Impuesto de Contaminación de las Aguas. Los socialistas reiteran en este apartado la oposición al trasvase del Ebro y la defensa de la reserva hídrica y, a caballo con el apartado industrial, fomentan medidas de desarrollo e investigación de la movilidad eléctrica y su infraestructura de recarga.