Zaragoza tiene un plan para su movilidad del futuro. Más de tres años de legislatura han servido para que ayer se presentara por fin el documento definitivo que marca la estrategia a seguir. La revisión del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) ya es un documento técnico finalizado que poner en manos de los agentes sociales y partidos políticos para que, en un clima de máxima tenisón entre el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) y la oposición, intentar alcanzar el consenso. Para una hoja de ruta que, en global, prevé una inversión de 549 millones de euros (objetivo «realista», ya que también propone llegar hasta los 872 en mejoras) en los próximos 8 años para mejorar los desplazamientos cotidianos, ampliar los espacios peatonales, pacificar más calles y, sobre todo, reducir el uso del vehículo privado, con especial interés en el casco histórico.

La responsable de Movilidad, la concejala Teresa Artigas, presentó ayer el documento que incluye 14 ejes estratégicos a abordar de aquí al 2027, cuando se ha pensado en una ciudad del futuro en la que, por ejemplo y como medida más destacada, poder restringir el acceso de los vehículos en función de lo contaminantes que sean. Así, los que no cuenten con el distintivo cero emisiones o eco -los de gasolina fabricados antes del 2006 o los diesel anteriores al 2014- no podrían pasar del segundo anillo de circunvalación de la ciudad. El eje de Camino de las Torres, puente de Las Fuentes, Marqués de la Cadena, Valle de Broto, María Agustín y la avenida Goya marcaría una líneaque limitaría el acceso.

Artigas destacó que este PMUS es un «plan ambicioso» -«rompedor», llegó a calificarlo el alcalde Pedro Santisteve, que apareció durante la presentación del documento para preguntarse «quién se puede oponer a este proyecto»-, y es una «evolución» del anterior, alcanzado por consenso político en su día entre el ayuntamiento y la DGA que «se aprobó después en Gobierno» de Zaragoza, sin pasar por pleno. Por eso lo llevará a debate cuando pase el próximo día 10 por la comisión técnica, el 12 por la ejecutiva y el 19 por el consejo sectorial de urbanismo y movilidad. En un clima adverso, sí, pero con todos los planes ya muy definidos por los técnicos e incluyendo propuestas de los propios partidos.

Pero ayer lo importante era conocer esa hoja de ruta y sus objetivos. Y el PMUS plantea decenas de actuaciones en la escena urbana y la movilidad que se estructuran en 14 ejes principales con una apuesta clara por la sostenibilidad medioambiental y el vehículo eléctrico, la reducción del tráfico privado en el centro de la ciudad -se plantean sacar unos 6.000 coches de sus calles- y la implantación progresiva de nuevas tecnologías que posibiliten un mayor control del acceso a las zonas de paso restringido o la carga y descarga. O a la consolidación de una malla básica conformada por las arterias principales a las que abocar la circulación, que se complemente con una ciudad organizada en torno a zonas 30 o calles pacificadas, residenciales o supermanzanas, donde el peatón tenga más espacio que ahora.

Para ello hay que dotar en los próximos años al transporte público de una oferta necesaria para en el 2027 empezar a establecer restricciones de paso. Cada anillo de circunvalación será más retrictivo. En el primero, la zona del Casco Histórico que dibuja el Coso y César Augusto, se limitará casi en exclusiva al paso de residentes; hasta el segundo cinturón, solo podrán pasar los que tengan la consideración de cero emisiones o eco que otorga la DGT; y a partir de ahí, los del distintivo C, los contaminantes.

Pero para ello hay que poner en práctica una inversión muy potente. Especialmente en el transporte público y la red de aparcamientos a los que se reserva el 72% y el 10% de la inversión global. Y apostar por líneas de alta ocupación nuevas. Según el documento, se mantiene la línea 2 del tranvía (200 millones) y se añade una tercera que uniría Santa Isabel con Torrero, aunque podría cubrirse con buses eléctricos con plataforma reservada, y dos líneas de bus de alta capacidad que sustituyan a las actuales circulares. Ese plan no prevé reducir la flota de buses actual en una obligada reordenación, sino llevarlos a zonas donde el servicio actual es insuficiente. En este sentido, otro objetivo fundamental es conseguir que en el 2027 no haya ningún autobús diésel circulando por Zaragoza. Lograr que el 50% de la flota sea eléctrica y que el resto sean híbridos o de energías limpias.

El peatón es otro de los retos clave en esta estrategia. Y se pretende en el PMUS configurar una ciudad donde, con una inversión de 18 millones de euros en los barrios y otros 13 en zonas peatonales, los itinerarios a pie gocen de prioridad y la circulación del vehículo privado sea muy inferior a la actual. También la bicicleta tiene un papel importante, y el reto es pasar del 3% actual de los desplazamientos cotidianos al 7% en ocho años. Duplicarlo, cumpliendo con el plan director de la bici.

Este PMUS introduce importantes novedades, como la inversión en el sector del taxi, para hacerlo 100% accesible y lograr que las 1.700 licencias sean de energías limpias. También las nuevas tecnologías lo son, una inversión de más de 10 millones para favorecer la recogida de datos y el control del uso de las zonas de acceso restringido o de la carga y descarga. También transformará la distribución urbana de mercancías, con nuevos modelos adaptados a una demanda en la que el comercio electrónico ha modificado el reparto. Y otra novedad sería la movilidad turística, ya que contempla acciones dirigidas al visitante, como bonos específicos; o la movilidad colectiva en el trabajo. Habrá que analizar al detalle este PMUS, que solo acaba de nacer y tiene un futuro incierto en el salón de plenos.