La nueva vista del juicio de la operación Molinos solo tendrá como acusados a siete de los condenados, pero sus futuros resultados pueden afectar a muchos más. Y solo para bien. La sentencia queda prácticamente desmontada por la anulación, ya que gran parte de la supuesta trama de corrupción de La Muela pivota en torno a la exalcaldesa Pinilla y el resto de acusados. Quizá con la excepción de Julián de Miguel, responsable de Aranade, quien admitió que había dado sobornos (aunque él los llamó donaciones) a Pinilla por dejarle hacer a su manera.

Pero incluso él podría verse beneficiado de una hipotética futura condena más benévola para Pinilla. Y es que a lo largo de la sentencia, los magistrados del Supremo inciden en varias ocasiones, también en su caso en concreto, en que «en lo penal, no podrá derivársele empeoramiento de la condena que le fue impuesta». Pero aplicando el artículo 903 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, «no impide que (los condenados) puedan extraer los efectos que resulten favorables».

El artículo 903, citado repetidamente a lo largo del fallo, alude precisamente a que los resultados de un recurso no solo afectan al que lo interpone, particularmente si es para bien, sino al resto. En este caso, hipotéticamente, si se considerara que un delito fiscal de Pinilla ha prescrito, y el dinero con el que lo cometió se lo hubiese dado De Miguel, el suyo también decaería.

VENTAJAS / La sentencia ya reduce algunas penas, como la del empresario Iñaki Unsain, que baja de tres años de cárcel a poco más de dos al ponderar que fue cooperador necesario del intermediario Carmelo Aured, pero serían muchos más -prácticamente todos- los que, de forma indirecta, podrían beneficiarse de mejoras.

Tanto es así que uno de los magistrados, Antonio del Moral, emite un voto particular en el que discrepa de la continua mención del artículo 903. A su juicio las condenas, sobre todo las alcanzadas con la conformidad de los acusados (lo que supone aceptar los hechos), son firmes y han de ser «ejecutables». El magistrado considera que el futuro juicio que se celebre no puede ser otra «convocatoria de examen, solo para subir nota». Pero por lo demás se muestra «orgulloso» de cómo han resuelto el fallo.