Con solo seis años de vida, la empresa aragonesa Forestalia ha pasado de ser un auténtico desconocido a convertirse en el tótem de la nueva era de las energías renovables en España. La compañía es propiedad del empresario zaragozano Fernando Samper Rivas, al que algunos ven como un «visionario» por anticipar las nuevas reglas de juego del sector, basadas en la idea de que no se requieren subvenciones para que este negocio sea rentable. Otros, en la competencia, lo observan con desconfianza. Lo cierto es que a raíz de las subastas de potencia verde del Gobierno, el grupo que dirige pasará a ser en solo tres años el sexto productor de electricidad con viento del país, rompiendo en parte el llamado oligopolio de las grandes eléctricos.

Este empresario ha levantado su imperio energético a partir de una pequeña escisión de la compañía que compartía con sus hermanos (la familia Samper), el Grupo Jorge. Se trata de otra firma aragonesa de referencia a nivel nacional --en este caso en el porcino-- de la que fue consejero delegado hasta el 2011 y en la que ya pilotaba una incipiente rama energética. Ese año pactó su salida del gigante cárnico y creó Forestalia con los activos de renovables que recibió en pago por su marcha y otros que compró a la firma alemana RWE. Desde entonces la nueva empresa ha ido engrosando su cartera de proyectos.

Presentó credenciales en enero del 2016, cuando para sorpresa de propios y extraños arrasó en la subasta del Ministerio de Energía, con la que se ponía fin a cinco años de sequía en el sector por la moratoria del Gobierno. Entonces se asignó 300 de los 500 megavatios (MW) eólicos que se repartían, dejando fuera de juego a las grandes eléctricas, así como 208 MW de biomasa. Eso le valió las críticas y descalificaciones de una parte del sector, que ponía en duda la capacidad de este recién llegado para llevar a buen puerto los proyectos. Las dudas se fueron disipando con los meses al conocerse que contaba con poderosos aliados para desarrollar sus inversiones y han acabado por borrarse en la megasubasta celebrada hace diez días, en la que ha vuelto a dar un golpe de mano al quedarse con 1.200 MW, el 40% del total.

Poderosos aliados

En biomasa tiene como socio al grupo chino Gedi y en eólica su partner tecnológico es el gigante estadounidense General Electric, mientras que la financiación la aportarán fondos de capital entre los que suena el todopoderoso Blackrock. También cuenta con el apoyo de otros nombres más humildes como Caja Rural de Teruel, que ha sido «determinante» para los avales presentados a las dos subastas (de 10 y 72 millones de euros en cada), los cuales se perderían en caso de no materializarse los proyectos.

¿Cuál es la fórmula de su éxito? El convencimiento absoluto de que las renovables pueden ser rentables sin primas, gracias en gran medida a que los avances tecnológicos han abaratado el coste de los aerogeneradores y, a la vez, los han hecho más potentes. Forestalia estudia ahora si se presenta a la nueva subasta anunciada esta semana por Rajoy. De hacerlo, pujará en fotovoltaica, en la que también ve oportunidades de desarrollo en Aragón.