El dictamen subraya que los órganos de administración y control de la CAI (presidencia, consejo, comités y comisión de control) han tenido un "nulo carácter ejecutivo, escasa dedicación e implicación en la gestión" y han aceptado la "altísima capacidad de decisión concentrada en la dirección general". Se añade que el equipo directivo para la gestión del negocio inmobiliario "no disponía de un perfil idóneo". También destaca que la CAI en ese periodo "abandonó los valores propios de la caja, con dejación de responsabilidad social y corporativa".