Ha llovido menos, las temperaturas elevadas están instaladas en Aragón desde el mes de junio y la humedad relativa está siendo baja. Son tres variables que combinadas constituyen el substrato perfecto para que se produzcan incendios. Sin embargo, el balance estadístico del Gobierno de Aragón arroja datos esperanzadores ya que la superficie quemada, en el ecuador de la campaña antiincendios, es «muy inferior» a la medida histórica. Y todo debido a que, a diferencia de otras temporadas, no se ha producido ningún gran siniestro.

Según la Dirección General de Gestión Forestal del Gobierno de Aragón, hasta el 30 de julio pasado ardieron en la comunidad 336 hectáreas, un dato «muy positivo» teniendo en cuenta que la media histórica de hectáreas quemadas solo en el mes de julio en Aragón es de 2.000. En los siete meses se han registrado 322 incendios forestales y como explicó Carlos Cacho, jefe de servicio y gestión de incendios de Aragón, «está en la media de los datos históricos de los últimos diez años».

Esta buena racha, no obstante, no lo es tanto si se compara con el mismo periodo del año 2016, en el que se registraron 214 (-108) incendios y 252 (-80) hectáreas quemadas. «Comparado con el curso pasado llevamos más número de incendios y más superficie quemada pero es que el año pasado fue especialmente bueno en datos», afirmó Cacho.

ZARAGOZA, LA MÁS AFECTADA

Por provincias, Zaragoza se lleva la peor parte: 159 fuegos que han quemado 183 hectáreas. «El número de incendios y de superficie quemada en Zaragoza es el doble de lo registrado en Huesca y en Teruel», manifestó Cacho. En lo que va de año en Huesca se han producido 74 siniestros y se han calcinado 50 hectáreas, mientras que en Teruel se han contabilizado 89 incendios y se han quemado 97 hectáreas.

Estos registros están condicionados por dos factores. El primero se debe a que Zaragoza sufre más incendios en el periodo invernal por la «gran superficie dedicada al cultivo agrícola y a la zona de regadíos y al uso del fuego para la limpieza de acequias y los restos de poda». El segundo es la población. «La mayor actividad humana en el entorno hace que haya una mayor utilización del fuego y de maquinaria».

CLIMA

Las condiciones climatológicas son un factor determinante y tanto la sequía que arrastra la comunidad desde principios de año como las altas temperaturas han propiciado que el número de alertas rojas por riesgo de incendios se hayan multiplicado. «Partíamos de un inicio de campaña con unos datos muy desfavorables de situación de la vegetación, precipitación y el estado de los combustibles y pese a esto, afortunadamente, no ha habido muchas sorpresas», afirmó.

De hecho la campaña antiincendios que, tradicionalmente, se inicia el 15 de junio se adelató este año 15 días. El 1 de junio dio comienzo la fase III, la de máxima activación de todos los medios disponibles, tanto en puestos fijos de vigilancia como en cuadrillas forestales y conductores de autobombas. En este periodo también estarán disponibles la totalidad de los medios terrestres y aéreos.

«Ha habido algunos episodios de tormentas con lluvias lo que ha dado lugar a que no hayamos tenido graves incendios forestales» añadió aliviado Cacho. El jefe de servicio y gestión de incendios del Gobierno autonómico remarcó también la relevancia de los rayos siendo la segunda causa que más siniestros causa en Aragón. La media, este año, un 22%, también se encuentra muy próxima a la media histórica de este registro (25%).

Para minimizar el impacto ocasionado por este tipo de desastres la labor de prevención juega un papel muy importante. Por ello, «se ha incrementado en 3.600.000 euros el presupuesto destinado a una de las formas en las que se ejecutan trabajos de prevención en los montes a través de las cudrillas del operativo de prevención y extinción», afirmó Cacho.

Además remarcó que la prevención no solo se desarrolla trabajando en los montes sino que hay otros aspectos que también influyen. Cacho explicó la importancia de otros elementos como la mejora de infraestructuras, la apertura y mantenimiento de caminos que permitan que se pueda acceder al monte para extinguir los incendios, la mejora de la red de cuadrillas y de las bases helitransportadas, infraestructuras donde se posicionanlos helicópteros y desde donde realizan las salidas, la mejora de la red de vigilancia o la de comunicaciones.

Este año se ha hecho hincapié en las campañas de concienciación y divulgación al ciudadano para informar de los riesgos. En ellas se manifiesta la necesidad de colaborar entre todos para prevenir y evitar los incendios. Y una de las cuestiones que hay que interiorizar es que el abandono de residuos como colillas o trozos de vidrio aumentan los riesgos.