Alicia y Pedro llevaban 21 años casados, tienen dos hijas y compartían un negocio dedicado al interiorismo. Llegó la crisis y sus lazos de unión terminaron por romperse. Sin embargo, la situación económica también les ha ayudado y obligado a entenderse.

Esta decoradora de 41 años reconoce que la actual situación financiera que está viviendo el país es su hoja de ruta en el divorcio. No solo para la manutención de las hijas o para saber quién se queda el piso, sino también para elegir un abogado que mire por los intereses de cada uno y también para no hacer que aumente extraordinariamente el gasto.

"Cuanto más haya que negociar, más dinero hay que pagar al letrado, por lo que muchas veces hay que ir al despacho con las cosas habladas", señala Alicia, quien reconoce que sigue viviendo con su esposo hasta el día que oficialmente ya no sean un matrimonio. "Lo más duro es generalmente cuando te sientas en un despacho en el que estamos mi futuro ex y yo, y los dos abogados, ahí afloran todo tipo de reproches y luego hay que volver a casa", asevera.

Para esta mujer lo más importante es saber que los intereses no son propios, sino los de tus hijos, en su caso dos de 18 y 11 años. "Aunque pierdas posición económica, tienes que pensar en su futuro y también por el de uno propio de cara a no seguir una relación rota", señala, mientras reconoce que intentó en muchas ocasiones no llegar a este fin, pero que lo único que hizo es alargarlo en el tiempo.

Por eso, Alicia anima a muchas parejas a "dar el paso" y a no tener que "soportarse en una casa". No obstante, admite que tiene amigos que la crisis les ha obligado a "ser compañeros de piso", si bien ella cree que "no podría hacerlo, no tendría libertad y no me gustaría tener que dar explicaciones".

Después de medio año de un constante tira y afloja entre la pareja, esta mujer considera "algo básico e importante" el contratar a un abogado. Pone de ejemplo a su letrada, Manuela Blasco, que "no solo busca encauzarte legalmente, sino también asesorarte y aportar un sentimiento en un momento difícil de la vida". También resalta la importancia de asesoramiento de familiares y amigos.

Y es que más vale un mal acuerdo que ir a juicio.