El consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón, Ricardo Oliván, trasladó ayer a la presidenta del Gobierno aragonés, Luisa Fernanda Rudi, su "preocupación" por el desabastecimiento de medicamentos en las farmacias, que fue tratado en la reunión del Consejo de Gobierno celebrada ayer. El problema, que afecta a todo el país, ha provocado numerosas quejas de usuarios y consumidores, que no han podido adquirir el fármaco que venían consumiendo y que, en algunos casos, están destinados a tratamientos tan delicados como el cáncer.

De este modo, Oliván ya se ha puesto en contacto con las empresas farmacéuticas que abastecen a la sanidad pública para que no haya "ningún problema a corto plazo", según informó el consejero de Presidencia y Justicia, Roberto Bermúdez de Castro, que reiteró que se trata de un problema "puntual". De hecho, aseguró que Oliván había manifestado "tranquilidad" sin conceder "suma importancia" a la problemática. "De momento, no va a haber ningún problema de desabastecimiento", subrayó.

USUARIOS Pero la falta de suministro continúa afectando a los usuarios, a los que se trata de abastecer, en caso de que no haya otro fármaco alternativo, a través de los hospitales. Precisamente, esa está siendo la fórmula más utilizada para paliar los problemas acaecidos por la cantidad de medicamentos que no están llegando desde los laboratorios a los almacenes de distribución. En este sentido, las boticas se esfuerzan en transmitir que este tipo de conflictos no son excepcionales y que se vienen dando desde hace muchos años, aunque admiten que, en esta ocasión, el número de fármacos afectados es "considerablemente mayor" que habitualmente y que ese incremento se produce desde hace meses.

En todo caso, no hay explicación oficial para la ausencia de suministro, aunque desde algunos sectores se aluden varias causas, como el aumento en el rigor de los controles de calidad de los principios activos. "Si hay alguna duda, se echa atrás el producto", aseguran.

Otras voces se refieren a la reducción del número de laboratorios que elaboran un determinado fármaco que es distribuido posteriormente y, por consiguiente, esa centralización también repercutiría en un mayor grado de afección a las farmacias, que ya no dispondrían de otros laboratorios a los que recurrir. Otros, en cambio, advierten de una guerra de precios entre las compañías, que acabarían perjudicando al usuario.

De momento, las boticas ya se han apresurado a solicitar a la Administración sanitaria el permiso pertinente para elaborar en las propias oficinas de farmacia los medicamentos de primera necesidad que se hayan visto afectados por el desabastecimiento. Es el caso del fortecortin, un corticoide para procesos que requieren tratamiento antiinflamatorio e inmunodepresor, entre ellos, el del edema cerebral secundario a tumores cerebrales. Ayer mismo, el Colegio de Farmacéuticos envió una circular a las boticas para comunicarles que Sanidad ya había otorgado su permiso para costear la elaboración del medicamento en una de sus versiones --la de 1 miligramo-- para la que no hay otra alternativa.