Los trabajadores de Opel PSA que cumplan entre 61 años y medio o 62 años en los próximos meses tienen los días contados en Figueruelas. La compañía expuso a los sindicatos su intención de que se produzcan 461 salidas entre el próximo 1 de julio y el 31 de diciembre del 2021, que se ejecutarán mediante la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). De esta forma, la multinacional descarta que una parte de los empleados más veteranos se acojan a la fórmula del contrato de relevo, lo que les permitiría abandonar la actividad de forma progresiva, con una jornada laboral de solo el 33% hasta su jubilación (el 67% restante la completarían jóvenes).

Esta es la novedad más destacada del primer encuentro mantenido entre la dirección de Opel PSA y los sindicatos de la planta aragonesa, en el que la compañía hizo entrega de la memoria del ERE. A partir de ahora se pone en marcha el reloj, por lo que ambas partes tendrán un mes para alcanzar un acuerdo. La aplicación de medidas como este ERE para mayores de 61 años está pactada en el último convenio con el objetivo de que la factoría pueda rejuvenecer su plantilla, elevar la competitividad y reducir costes.

Sin embargo, durante el periodo de consultas habrá que despejar varias incógnitas como cuáles serán las condiciones que se aplicarán a quienes salgan de la planta y de qué forma se reemplazará a estos trabajadores, ya que la factoría espera fabricar más de 520.000 vehículos a cierre del 2020, lo que supone un récord productivo para Figueruelas.

La exclusión del contrato de relevo y la incertidumbre sobre las condiciones para los afectados por el ERE no acaban de convencer a los sindicatos, que también quieren que las salidas sean lo más cercanas posibles a los 61 años. «Queremos mejorar esas condiciones y que sí se aplique el contrato de relevo», apuntó el secretario de la sección sindical de UGT, José Carlos Jimeno. En estos mismos términos se pronunció su homólogo de CCOO, Chema Fernando, que señaló que «no contemplamos otro escenario que las salidas con una indemnización de dos años de salario bruto» para los afectados. Hace un año los empleados a los que se les aplicó esta medida lo hicieron bajo esas condiciones.

COSTES Y COMPETITIVIDAD

Una de las consecuencias del ERE será que, en el caso de que las 460 bajas se reemplacen (algo que todavía no se ha confirmado), los nuevos trabajadores tendrían unas condiciones laborales inferiores a las que había hace unos años en Figueruelas. Otra de las sospechas es que las contrataciones que pudieran llegar podrían ser de temporales, lo que dotaría de flexibilidad a la fábrica.

En estos momentos, los nuevos contratados ingresan 17.709 euros anuales brutos frente a los más de 26.000 euros de hace unos años (especialista C). Para alcanzar esta categoría es necesario que transcurran unos siete años, en los que la nómina va creciendo de forma paulatina para quienes se incorporan a la plantilla. No se trata de una doble escala salarial pero es algo muy parecido y que se va extendiendo cada vez más en el sector industrial. Con todo, las condiciones laborales en Figueruelas están por encima de la media del sector.

El ajuste salarial es una de las consecuencias de la dura competencia en el sector, que afronta una nueva etapa con el lanzamiento del vehículo eléctrico, pero que también está condicionado por la nueva norma de emisiones que impone severas multas. En este contexto, los sindicatos UGT y CCOO han hecho un llamamiento a la dirección para que los contratos a jóvenes sean «más estables» y «atractivos».

Mientras, los minoritarios CGT y Stopel han convocado a la plantilla a secundar una huelga los días 22 de febrero (sábado), 28 de febrero (viernes) y 29 de febrero (sábado) para protestar por los ritmos y los contgratos precarios.

MÁS ESTABILIDAD

Las condiciones laborales han cambiado en la planta de Figueruelas, pero también los tiempos lo han hecho. La llegada del grupo PSA supuso algún sacrificio adicional a cambio de mantener el empleo en una planta que ahora aspira a todo. Pese a ello, los jóvenes creen que, de momento, compensa. «Trabajo menos que antes y gano más dinero». Lo dice Jorge García, un empleado que a sus 35 años ve con cierta perspectiva cómo se ha deteriorado el mercado laboral.

Este joven trabajó durante casi 10 años en una empresa de electricidad en la que «tenía que viajar por media España». El salario tampoco era como para tirar cohetes y por eso optó por solicitar una mejora del empleo a través del Instituto Aragonés de Empleo (Inaem). Fue hace casi cinco años y hoy «estoy contento porque he ganado sobre todo estabilidad».

Pese a ello, este zaragozano reconoce que en los últimos tiempos las condiciones laborales se han endurecido. «Todo el mundo puede hacer este trabajo, pero no todos lo aguantan», señala García, que reconoce que esta situación ha generado alguna tensión en la plantilla.

Jorge tiene que trabajar durante 7 años para alcanzar el nivel de especialista C, pero los que han llegado detrás de él deben esperar 9 años. «Al final todos vamos a cobrar lo mismo, pero cada vez se tarda más en conseguirlo», apunta este joven que subraya el incremento de carga de trabajo desde la llegada del grupo PSA. La planta, de hecho, cuenta con una actividad del 120%. «Si llevas mucho tiempo en la empresa, al final, lo acabas notando», destaca Jorge García, si bien afirma que los sacrificios son asumibles. «Los jóvenes se quejan por las diferencias con los mayores y estos no saben lo que hay fuera».

Sheila Calvo es una de las mujeres que forman parte de la plantilla de Opel PSA. Tiene 34 años y se incorporó a la factoría hace tres años. Ella valora positivamente su ingreso en Figueruelas porque «me ha proporcionado estabilidad y un mayor salario». Su sueldo ronda los 18.000 euros brutos al año (cada año se incrementa algo), pero antes realizó tareas de administrativa, cajera y empleada de una clínica dental.

Sheila entró con una contrato de seis meses que luego se prorrogó durante seis más. Eso hasta que consiguió un contrato de relevo por el 100% de la jornada. «Espero seguir muchos más años aquí», apunta esta mujer que trabaja en la línea de acabado final y que se congratula de que cada vez haya más presencia femenina en la planta. Una de las cosas que más valora es, además de la estabilidad, que «no te llevas los problemas a casa cuando termina la jornada laboral».