Han pasado ya casi tres siglos, 270 años concretamente, pero no lo ha olvidado el pueblo gitano, que vio cómo 821 personas de esta etnia fueron encarceladas en la actual sede del Gobierno de Aragón, entonces, la Casa de la Misericordia. Fue en 1749 y por el mandato del rey Fernando VI, que trazaba un proyecto de exterminio que algunos llaman la Gran Redada. Ayer, el Gobierno autonómico dedicó una placa para recordar al cerca del millar de apresados en el edificio. La descubrieron los representantes de varios colectivos en la comunidad, al grito calé de ¡Opre, romá!; traducido, «¡arriba, gitano!».

La actividad, enmarcada dentro de los actos programados por el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial -que, realmente, se celebra mañana- vino precedida por un programa que repasó la historia, los logros y las vicisitudes que ha vivdo el pueblo gitano.

DISTINTOS ACTOS

De esta manera, la conferencia de Manuel Martínez, autor del libro Los gitanos y las gitanas a mediados del siglo XVIII, el fracaso de un proyecto de exterminio (1748-1765) inauguró un día que vio también cómo las fuerzas políticas aragonesas se comprometían a no utilizar la imigración como arma arrojadiza en la campaña electoral de los próximos comicios del 26 de mayo y a rechazar cualquier discurso discriminatorio.

Vigilaban, mientras los políticos estampaban su firma, las nueve láminas de la exposición Lección gitana, extraídas del libro de mismo nombre y realizadas por el ilustrador Daniel Belchí Lorente.

En esa rúbrica también estuvieron como testigos multitud de personas, gitanas y no gitanas que, al concluir el acto, se dirigieron a la puerta número 9 del actual edificio Pignatelli. Allí está, desde ayer, esa placa que recuerda la terrible orden de Fernando VI.

Su inscripción de esta forma lo describe: «En memoria de las 821 personas gitanas, niños y mujeres que fueron recluidas en este lugar, en cumplimiento de la Real Orden de 5 de julio de 1749 para el exterminio del Pueblo Gitano, privando de libertad a nueve mil gitanos y gitanas en toda España».

Isabel Jiménez Cenizo, directora territorial de la Fundación Secretariado Gitano (FSG), Pilar Clavería, presidenta de la Federación de Asociaciones Gitanas de Aragón (FAGA), Noé Bautista, vicepresidente de la Asociación de Promoción Gitana de Aragón y Ester Giménez, presidenta de la Asociación de Mujeres Independientes Gitanas de Aragón (AMIGA), amarró cada uno las tiras que desnudaron el homenaje al rasgar el papel que lo cubría. Justo un instante antes, el grito de ¡Opre, romá! rompió el silencio que antecedió al descubrimiento.

La actuación de un cantante y un guitarrista cerró un acto que hacía justicia con los más de 800 gitanos que sufrieron su encierro en la capital aragonesa hace casi tres siglos.

Al finalizar el acto, Ester Giménez afirmó que la situación sigue siendo «muy dura» para los gitanos, puesto que la discriminación hacia ellos perdura en muchos ámbitos. Además, destacó que esta es el doble de dura para las gitanas, a las que se les cierran «muchísimo las puertas» y que luchan por su integración en la sociedad.

Giménez, sobre los recelos, recalcó: «Entiendo que a la mayoría de la gente lo que le da miedo es lo desconocido». Así, consideró que es más lo que une que lo que separa, sobre todo en lo que respecta en lo valores importantes, y pidió respeto para su cultura, para las mujeres «que tiran del carro» y para los jóvenes, el futuro.